Samba. La mirada líquida de Omar Sy.
El actor Omar Sy repite de nuevo con los directores de la exitosa Intocable, Eric Toledano y Olivier Nakache. Aunque Samba es en realidad el cuarto largometraje en el que el actor colabora con los dos directores. Samba nos cuenta la historia de Samba Cissé (Omar Sy), un inmigrante senegalés sin papeles. Vive en París desde hace diez años, como puede y le dejan, hasta que la policía lo detiene. Intentando regularizar su situación conocerá a Alice (Charlotte Gainsbourg), una ejecutiva que hace de voluntaria en una ong que ayuda a inmigrantes. En ese momento, los caminos de ambos se cruzarán inexorablemente.
El tono acertado de los films de la pareja de directores hace que sus películas resulten frescas y divertidas, aunque la historia pueda tener un contenido dramático potente. Nunca caen en el drama y la sensiblería que podría derivar de sus historias, sino que mantiene con acierto ese punto de comedia ligera que engancha. Por momentos puede recordar a su predecesora. Porque Sy vuelve a ser el catalizador de algo que está por venir. Las relaciones interpersonales son el fuerte de los directores y aquí se nota el buen hacer de ambos. Cuando la película sigue la relación entre Samba y Alice gana enteros, cuando se centra en el conflicto social que la inmigración supone, los pierde. Por suerte, el primero pesa más que el segundo. Al fin y al cabo, esta es la historia de dos personas que se conocen y conectan.
Buena parte del éxito de Samba deriva del trabajo de los actores, tanto el gran magnetismo en la pantalla de Sy que encandila con solamente una sonrisa como el contrapunto frágil y desesperado de Charlotte Gainsbourg que sorprende en un registro cómico del que sale ciertamente airosa. Ambos interpretan con maestría con miradas y con gestos, con sentimientos encontrados. Divertidos, alocados, sinceros, extraños. Son dos personajes que enamoran con sus rarezas incluidas. Hay que destacar también el gran papel del carismático Tahar Rahim que es capaz de ganarse al público con su acento brasileño, sus momentos con Sy son de lo mejor de la película.
Aunque Samba no alcanza las cotas de Intocable, lo cierto es que es una película divertida y agradable de ver. Parece que últimamente es difícil ver películas así en el cine, hechas para gustar pero con la suficiente sutileza y saber hacer como para ser buenas películas. Se ve en un suspiro y te deja con una sonrisa. Es lo que cuenta.