Shigeru Mizuki, ¡vivan los yokais!

NonNonBa

A Shigeru Mizuki, aunque parezca increíble, lo descubrí hace relativamente poco y gracias a mi curiosidad galopante y sin fin. Ese tipo de curiosidad que te lleva a coger una novela gráfica de la biblioteca sin saber que te estás llevando. Digo lo de increíble porque este mangaka tiene ya más de 90 años. En estas tierras, en realidad lo descubrimos a raíz de NonNonBa y tampoco hace tanto de eso, en 2007 ganó el premio al mejor álbum del salón internacional del cómic de Angoulême y que publica Astiberri como muchas de sus obras. Con esta historia autobiográfica de su abuela NonNonBa, Mizuki consiguió atraparme. Su siguiente lectura que me conquistó, Hitler. La novela gráfica. Y aquí vemos las vertientes más conocidas de Mizuki como autor, primero una vertiente autobiográfica, otra plagada de yokais y la última que retrata los horrores de la guerra. Las tres se fusionan en sus obras, son tres partes de un mismo Mizuki.

 

Shigeru Mizuki

 

En NonNonBa, Mizuki nos relata sus recuerdos de niñez, durante la década de 1930 vivió en un pequeño pueblo costero, Sakaiminato. Su infancia está marcada por la presencia de su abuela, la NonNonBa del título. Allí vive una existencia modesta, nos cuenta como es su familia, con un padre un poco dicharachero, unos amigos que juegan a la guerra con otras bandas de niños, sus primeros años de escuela o el primer amor, el más trágico y el que marca para siempre. Gracias a su abuela, Shigeru descubre el mundo de los yokai y desde entonces no se aparta de él. Los yokais son seres sobrenaturales y fantasmas de la cultura más tradicional japonesa. NonNonba introducirá a Mizuki en este mundo maravilloso, donde ver lo que otros no ven, donde creer es poder y donde la fuerza de voluntad prima sobre todo. Un relato delicioso contado desde el punto de vista de un niño, relato del descubrimiento de la vida y sus misterios. Ya en sus primeras obras, como Kitaro que le llevaron a la fama, los yokais han estado presentes. Forman parte de la historia de Japón y aquí se entretejen con las historias de Mizuki, con sus miedos, sus penas y sus alegrías. El corazón de un niño, inocente y abierto a todo, esa época de la vida en la que eres capaz de creer en los reyes magos o el ratoncito Pérez, porque tienes la mente abierta, sin prejuicios y sin lastres.

 

Página NonNonba

 

Pero así como en esta novela gráfica vemos a un Mizuki tierno e inocente, en sus obras sobre la guerra, aparece el horror y no sólo el horror de los yokais, sino el horror marcado por la tragedia. Mizuki perdió un brazo en la segunda guerra mundial, a los 20 años partió al frente en Nueva Guinea donde enfermó de malaria, con tan mala suerte que una bomba estalló en el hospital de campaña donde estaba convaleciente. Allí perdió el brazo izquierdo. Mizuki además era zurdo y tuvo que aprender a valerse con la mano derecha. Una tragedia que lleva a una historia de superación, de reinventarse y de encontrarse, y además hacerlo buscando en lo que ya eres, en tu pasado, en tu historia, en tu vida. Fue entonces cuando aprendió a dibujar y gracias a los cuentos sobre yokais que había oído cuando era niño nació GeGeGe no Kitaro, la obra que le haría conocido en su Japón natal. Y por supuesto, aquella experiencia en la guerra le dejó tan marcado, que no dejó de plasmar en sus historias también los horrores de la misma, los sinsabores del ser humano en su más completa degradación, el horror de la muerte, como hizo en Operación Muerte.

 

En Hitler. La novela gráfica además tenemos un relato histórico en forma de cómic de la vida del dictador entre los dictadores, del hombre que mejor y con más desgracia para la humanidad ha encarnado al más puro estado del mal. Originalmente publicada en el semanario japonés Shukan Manga Sunday, repasa los momentos más importantes de la vida política y personal del füreh y lo hace de dos formas, una como relato histórico, con imágenes panorámicas del acontecimiento, casi retratos del momento y otra caricaturizando al personaje de Hitler. Se echa de menos quizás una presencia mayor del Holocausto. Aún así, es un resumen bastante acertado, un acercamiento nada paternalista y bastante crítico con el personaje y la persona, dibujado por Mizuki con un trazo tosco, a veces incluso irreconocible, pero que le da un toque perfecto a un personaje como este. Otro yokai, otro fantasma, otro terror humano, porque a veces los fantasmas más horribles y grotescos no viven en la oscuridad y entre tinieblas sino que viven entre nosotros totalmente corrompidos por el mal y disfrazados de seres humanos.

 

Hitler_La_novela_grafica

 

Personalmente prefiero los yokais de toda la vida, para que negarlo. Esos seres de fábula que pueblan nuestra imaginación, bueno o malos, pero misteriosos y diferentes, que te atrapan en sus telas de araña, en sus hechizos y sus fabulaciones. Seres míticos a los que Shigeru Mizuki sabe dar vida. Un mangaka de 91 años que vive la vida con alegría y pasión por lo que hace, dibujando sin parar y dándonos sus pequeñas obras maestras como regalo.

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