Her, the past is just a story we tell ourselves
Voy a confesar lo inconfesable. He llorado como una magdalena viendo Her. Lo reconozco, me ha llegado al corazoncito. Me ha constado horrores contenerme y al final he dicho, ¡qué demonios! Abramos compuertas que le presa está a punto de desbordarse. Spike Jonze lo ha vuelto a hacer. Tiene esa capacidad de provocar emociones y hacer sentir. De sorprender. En Donde viven los monstruos te daban ganas de lanzarme a correr por los bosques, en busca de monstruos imaginarios con los que jugar. Evocó el universo de Maurice Sendak y sus cuentos para niños, y no tan niños, a la perfección. Nos hizo vivir una fábula maravillosa, un cuento, y logró hacernos sentir niños otra vez. En esta ha hecho exactamente lo contrario. Nos ha hecho sentir adultos con todo lo que ello conlleva. El dolor, la soledad, el desamor, el amor, la alegría, la tristeza, bueno, ya sabéis, la vida. El protagonista, Theodore interpretado por un excelente Joaquin Phoenix se enamora de Samantha, un sistema operativo con la voz de Scarlett Johansson. ¿Una denuncia de la incomunicación que estamos viviendo? ¿Las nuevas tecnologías nos invaden y somos incapaces de comunicarnos con los demás e incluso con nosotros mismos? No nos engañemos, el ser humano no necesita un sistema operativo para incomunicarse, eso ya es capaz de hacerlo solito sin ayudas externas. Olvidémonos de ese elemento, de esa pequeña parte de la historia que le da originalidad. Esta es la vida de alguien que no sabe expresar sus sentimientos, que es incapaz de hacerlo, de comunicarse con los demás por si mismo. Incapaz incluso de hablar consigo mismo, de mirar en su interior y no llevar la vista a otro lado para no pensar, para no sentir, para no vivir. Una vez lo fue, fue capaz de hacerlo, pero en mitad del camino se perdió y ya no pudo volver a encontrarse. Se quedó atascado en el drama de su vida y ahora vive una existencia solitaria y casi se diría que anodina. Recorriendo una ciudad que no le ofrece nada, jugando a un juego que le anula, no pensando, no viviendo. Capaz de escribir las cartas más maravillosas a personas que ni siquiera conoce y de las seguramente sabe detalles más íntimos que los de cualquier persona con la que se relaciona. Ese es su trabajo, escribe cartas de cumpleaños, de aniversarios, declaraciones de amor,…Misivas perfectas que llegan al corazón de los demás, pero no del suyo. Theodore está encerrado dentro de Theodore, de sus miedos, de sus silencios, de sus decepciones. Y Samantha le abre una puerta que creía cerrada, para lo bueno y para lo malo. Tiene dos opciones, abrirla del todo o cerrarla de golpe. Hay un momento en el que Theodore le explica a Samantha que con su ex mujer crecieron juntos, como personas. En realidad, no se da cuenta que con Samantha le pasa lo mismo. Se abre, sale de su cascarón, aunque sea con alguien creado artificialmente, pero alguien o algo capaz de sentir emociones y de provocárselas a él también. Theodore cambiará, dará un paso adelante o quizás dos atrás, quién sabe, pero se sentirá vivo y eso es
lo que cuenta, ¿no? ¿Sino que coño hacemos aquí? Sentir, vivir, reir, llorar, follar, amar, morir. Es la vida. Y que dure. El personaje de Amy Adams dice una gran verdad “The past is just a story we tell ourselves”. Cada uno se monta su
propia película. Y la culpa no fue tuya, ni mía, fue de ambos o de ninguno. Pero cuando cierres los ojos y lo recuerdes o cuando veas aquel jersey que te pusiste aquella vez, o aquella canción que sonó, o aquel lugar en el que estuvisteis, rememorarás aquel momento y seguramente no será el mismo, será otro, uno inventado por ti mismo, adecuado a tus sensaciones y tus emociones. Y ni siquiera terminará como acabó, seguirá quizás una y mil veces, de mil maneras distintas. Y reescribirás la historia porque puedes y porque quieres. Y eso ha hecho Spike Jonze, en esta historia de amor y desamor, de la vida al fin y al cabo. Una película de miradas y de susurros, la mirada profunda de Phoenix trabajando ante el vacío y la voz emocionante de Scarlett, menudo papelón creando emociones solamente con la voz y haciéndolas creíbles. Voces, miradas, sentimientos y no digo más. Her. Y qué leches, qué vayáis a verla que es muy bonita.
Yo también lloré a mocuelo colgante…Y no me importa confesarlo.
Completamente de acuerdo con tu crítica. Fantástica.Enhorabuena. >;D
Muchas gracias Luisa, me alegro de que te haya gustado la reseña y sobre todo la película que es una maravilla. 🙂
Totalmente de acuerdo con la crítica. Yo no lloré pero tuve que verla de nuevo al cabo de nada. Scarlett está estupenda, aunque no se la vea y Joaquin… qué decir de él que no se haya dicho ya. También Amy está divina.