Shirley Jackson, la reina del horror
Me estoy leyendo el libro Monster, She Wrote: The Women Who Pioneered Horror & Speculative Fiction de Lisa Kröger y Melanie R. Anderson y me está encantando (ya os hablaré de él más adelante). La razón: estoy descubriendo muchísimas autoras de literatura de terror y fantástica que no conocía, algunas sí, pero muchas otras no, con una obra la mar de interesante y una vida también digna de ser contada. Lo bueno de libros como este es que te llevan a buscar, investigar y sobre todo, a leer más. Repasa desde nombres que nunca había oído, hasta grandes clásicos como Mary Shelley. Así que me he propuesto no solo leer este libro sino también leerlas a todas o a las que pueda encontrar. Como Shirley Jackson.
He empezado con Jackson, porque es un clásico fácil de encontrar y porque me ha parecido que su vida da para hacer una película (de hecho Elisabeth Moss está en ello con Shirley, dirigida por Josephine Decker y que espero que estrenen pronto). Seguro que conocéis una de sus obras más famosas, por lo menos habréis visto alguna de las películas basadas en ella: La maldición de Hill House. Netflix ha estrenado una serie basada en él llamada The Haunting. Pero no os voy a hablar de este libro, sino de otra de sus grandes joyas.
Siempre hemos vivido en el castillo (Minúscula, 2012)
En esta novela conocemos la historia de las hermanas Blackwood. Mary Katherine y Constance viven junto con su tío Julian en la casa familiar. Hace seis años el resto de la familia murió envenenada. Aunque se acusa a la dulce Constance del envenenamiento, es absuelta. Ahora, los tres viven aislados en la casa, su particular castillo, alejadas del mundanal ruido y sobre todo, de los habitantes del pueblo, que las odian, siempre las han odiado. Han vivido una vida privilegiada, según ellos y desde aquel fatídico día sus vidas han cambiado por completo. Ahora son las asesinas del pueblo. Mary Katherine, más conocida como Merricat, nos narra la historia. Y con ella nos identificamos desde el primer momento.
Todo parece un cuento, tres personajes atrapados en un “castillo”, viven una cotidianidad que pronto veremos que no es tan bonita como parecía. Merricat es la única que sale de la casa y se atreve a enfrentarse a los dedos acusadores del pueblo. Constance está al servicio de su hermana y su tío. Mientras el tío Julian está impedido, a causa del envenenamiento. Él no murió aquel día aciago, no comió tanto como los demás. Ni Merricat, que estaba castigada sin cenar. Ni Constance, que cocinó y que no comió de la comida que estaba envenenada. De ahí las sospechas sobre su persona. Todo esto lo vamos descubriendo mientras Merricat nos relata sus aventuras en el pueblo, sus manías, sus peculiaridades. Y lo que en principio nos parecía una niña rebelde, resulta ser ya una mujercita con una mente muy particular. Bueno, todos en esta casa son muy particulares. Los tres se enfrentan a un mundo hostil que nos los ha querido, ni ahora ni nunca. Un mundo al que tendrán que enfrentarse tarde y temprano para intentar sobrevivir. Nada es lo que parece, todo se pone en duda. Solo hay que dejarse llevar por la historia, brillantemente hilada por Jackson.
Son los protagonistas personajes aislados que se enfrentan a la incomprensión de su entorno. La misma a la que se enfrentó Shirley Jackson cuando se mudó a una comunidad cerrada y elitista de profesores universitarios en Vermont, su marido era profesor allí, que nunca la respetó y en la que nunca encajó. Se sintió siempre desplazada. Cuentan que al ir a dar a luz a su tercer hijo, cuando le preguntaron por su profesión, ella respondió que escritora. La enfermera le dijo: “pondremos ama de casa”. Y ese era el drama de una de las grandes de la literatura de terror, (y de tantas otras mujeres en los años 50) que a pesar de ganarse la vida con ello y de ser respetada por su trabajo, tuviese que verse relegada a un papel que no era el que le correspondía. Jackson siempre combinó, haciendo malabarismos, su trabajo como escritora y como madre de cuatro hijos, esposa y ama de casa. Como pudo y con muchas penas, a pesar del desprecio de sus congéneres, de la comunidad en la que vivía, de las historias que escribía y que a pesar de darle fama, le traían también críticas, una mujer no podía escribir esas cosas. De su marido que la engañaba y la ponía en evidencia delante de sus compañeros y se hacía adalid de “yo traigo el pan a casa” cuando era ella la que ganaba más.
Shirley Jackson fue llamada la Reina del horror y con razón. Sus ambientes opresivos, que le inspiraban su situación como escritora en una comunidad que solo la aceptaba como esposa y madre, son marca de la casa. Sus historias se leen en un suspiro, sus relatos te atrapan, su prosa es perfecta y consigue removerte las entrañas. No hace falta decir que ya estoy leyendo el siguiente, The Lottery and Other Stories, que incluye uno de sus mejores relatos, admirado por Stephen King, Richard Matheson o Donna Tartt, entre muchos otros autores del género. El relato que la hizo famosa, The Lottery. Ya estáis tardando en leerla.
[…] En 1959 la escritora Shirley Jackson publicó La maldición de Hill House, una historia de casa embrujada de esas que te pone los pelos de punta. Un clásico de la literatura de terror que toda persona amante del género debería leer. Ya os hablé de otra de sus grandes obras en Culturaca hace un tiempo, Siempre hemos vivido en el castillo. […]