999. Les primeres dones d’Auschwitz de Heather Dune Macadam
Ahora que el fascismo está en auge, es necesario recordar a dónde llevan este tipo de comportamientos e ideologías. No podemos olvidar el pasado y lo que sucedió en Europa hace no tanto tiempo. El Holocausto es uno de los peores ejemplos de lo que es capaz la humanidad. No olvidar también significa recordar a las personas que se olvidan siempre, las silenciadas y borradas de la historia continuamente. Porque en esta historia de horror, muchas veces, se ha silenciado a las mujeres que también fueron víctimas del mismo. 999. Les primeres dones d’Auschwitz de Heather Dune Macadam, publicado por Comanegra en catalán (lo tenéis también en castellano, publicado por Roca Editorial), recoge la historia de las mujeres que ocuparon el primer transporte de judíos a Auschwitz, un grupo de jóvenes eslovacas del que la historia parece haber perdido la memoria.
Heather Dune Macadam relata con acierto la historia del primer transporte oficial de judíos al terrible campo de concentración polaco de Auschwitz, una máquina de matar sin compasión que se llevó por delante a millones de personas. Un infierno sobre la tierra. No fue el único, pero fue uno de los más crueles. En aquel primer transporte, no iban presos políticos, ni prisioneros de guerra ni combatientes de la resistencia. Iban 999 jóvenes procedentes de Eslovaquia. Según el gobierno de su país, iban por tres meses a trabajar en una fábrica de zapatos. Era un engaño. Su destino era uno de los peores del planeta. Fueron la avanzadilla de lo que vendría después. De las deportaciones masivas. De los horrores más terribles y espantosos. De las torturas. La esclavitud. Las esterilizaciones. Los experimentos. El asesinato masivo y de las cámara de gas.
De aquellas mujeres, pocas sobrevivieron, pero con algunas de ellas pudo contactar la autora para relatar esta historia de supervivencia, de sororidad y de amistad. La historia de un grupo de adolescentes que no pudieron acabar sus estudios, que fueron arrancadas del lado de sus familias con engaños, que vivieron un infierno y que sobrevivieron después de experimentar en carne propia horrores que jamás podrán olvidar.
Es este libro un trabajo excelente de documentación y de conversaciones con las protagonistas, que gracias a la mano de Heather Dune Macadam, no puedes dejar de leer. En sus páginas, descubrimos a estas jóvenes, en su mayoría del pueblo de Humenné y alrededores, que se conocían de toda la vida y que lo perdieron todo sin ni siquiera esperarlo. Ellas fueron las primeras en llegar, no sabían a dónde iban ni lo que les esperaría. Leemos sobre sus penurias, sus miedos, sus alegrías, sus esperanzas, muchas veces truncadas. Y se nos encoje el corazón. Se nos retuerce hasta doler.
Este tipo de libros son tremendamente necesarios. La historia del Holocausto y las barbaries de la Alemania nazi y sus cómplices tiene que contarse hasta que todos sean conscientes de lo que pasó, para que no vuelva a suceder. Debería ser de enseñanza obligatoria en las escuelas e institutos. Las nuevas generaciones, no se tomarían tan a la ligera nuestro pasado más terrible, si realmente conocieran lo que sucedió de primera mano, de la voz de sus protagonistas. Y mucho más cuando la voz de las mujeres ha sido tantas veces silenciada. Así que labores como las de Heather Dune Macadam son imprescindibles.
999. Les primeres dones d’Auschwitz es un libro necesario para conocer nuestra historia. Y para conocer la historia de estas y muchas otras mujeres que lucharon, algunas sobrevivieron, la mayoría pereció en el campo o en las marchas posteriores antes de la liberación y el fin de la guerra. Conocemos estas historias gracias al empeño de la autora y a mujeres como Carme Martí que nos recuperó a la valiente Neus Català con su excelente Un cel de plom (editada en catalán por Amsterdam Llibres y en castellano como La paloma de Ravensbrück por Roca Editorial). Como la propia Neus Català decía sobre las mujeres que sufrieron las barbaries de los campos de concentración nazis, eran “las olvidadas de los olvidados”. Hagamos un esfuerzo por no olvidar nunca. Por no olvidarlas nunca. Se lo debemos.