Barry, o el asesino de método
Como cualquiera que lleva mucho tiempo enganchado a las últimas temporadas del gran Saturday Night Live, he desarrollado una gran fascinación por algunos de sus intérpretes, como Kate McKinnon, Fred Armisen, Kristen Wiig o Bill Hader.
Este último sorprendió a todo el mundo el año pasado cuando se sacó de la manga una serie producida, escrita, dirigida y protagonizada por él mismo. La serie, emitida por HBO, sigue las andanzas de Barry Berkman, un ex-marine que se gana la vida como asesino a sueldo en el Medio Oeste estadounidense.
Las cosas cambiarán cuando recibe un encargo para eliminar a un objetivo en Los Angeles, donde se verá sumergido en el fascinante mundo de la interpretación. A partir de entonces, su vida se desarrollará entre actores y asesinos. Con resultados absolutamente desternillantes.
Tengo que reconocer que al leer sobre esta serie tuve ciertas reservas, ya que el histrionismo exagerado de Bill Hader en SNL me hacía dudar de cómo el actor iba a encarnar a un personaje como un asesino a sueldo. Además, no se trata de un asesino cualquiera, del típico tipo gris y solitario que se ha entregado al lado más salvaje de la vida. Barry tiene una gran humanidad, y Hader encarna su dualidad de un modo magistral, alejándose totalmente de los registros que manejaba en los sketches de SNL.
Barry pertenece a un género muy particular de comedia negra, donde el protagonista es un antihéroe con el que queremos empatizar pero cuyo comportamiento pone contra las cuerdas constantemente nuestros valores éticos.
En este sentido estaría en una esfera parecida (salvando las distancias) a la de Walter White, el mítico protagonista de Breaking Bad.
Además de nuestro querido asesino, la serie incluye una amplia caterva de personajes a cual más carismático, entrañables y extravagantes a partes iguales. Empezando por Monroe Fuches, el tragicómico representante de Barry, hasta los singulares dirigentes de la mafia chechena, pasando por Gene Cousineau, un intenso profesor de interpretación.
Barry combina con maestría escenas de violencia extrema con situaciones cotidianas y profundos dramas personales, que le dan a la serie una gran riqueza. Si te gustan las historias que combinen tragedia y comedia con una buena dosis de cinismo, no te la pierdas. Está a punto de terminar la segunda temporada, y HBO ya ha confirmado que habrá tercera temporada.