Visto en el D’A 2022 (V)
Marcharse
I.Sundown (Michel Franco, 2021)
Cuando la última película de Michel Franco fue estrenada en el Festival de Venecia, el director confesó por videoconferencia que la crisis de los 40 fue el detonante para empezar a escribir su guion. Tras las enfervorecidas polémicas provocadas con Nuevo orden, Franco nos ofrece esta vez una historia más intimista, pero igualmente devastadora.
En Acapulco siempre brilla el sol y los turistas se bañan en la playa. De vez en cuando hay algún tiroteo que otro, sí, pero ¿a quién le importa? Neil Bennett, londinense adinerado, está de vacaciones con la que parece ser su familia: Alice, una mujer de mediana edad y dos jóvenes, Alexa y Colin. ¿Su esposa y sus hijos? ¿O tal vez no? Para ellos, el tiempo pasa sin presión alguna entre olas, cócteles margarita y resorts de lujo. Dolce far niente sin presión alguna a la vista. Al menos, hasta que Alice recibe una fatídica llamada y la muerte de su madre les obligará a regresar a Londres de modo precipitado. Ya en el aeropuerto a punto de embarcar, una motivación desconocida empujará a Neil a quedarse en Acapulco. Argumentando con cierta torpeza el olvido de su pasaporte, dejará que el resto de la familia tome el avión de vuelta a Londres. A continuación, buscará una habitación de hotel con vistas a la playa. Se dedicará a no hacer nada. Cuando Alice le llame por teléfono preocupada, responderá con evasivas algo perezosas. Apático, sin apenas inmutarse. Tomará el sol. Beberá cerveza, mucha cerveza. Dejará pasar el tiempo. Acrecentará cada vez más la curiosidad del espectador, que ignora cuáles son los motivos que le impiden volver a Londres para estar presente en el funeral de la fallecida.
La sutil interpretación de Tim Roth en el papel de Neil deja muchas puertas abiertas; tantas, que el espectador no dejará de elucubrar durante buena parte del metraje. Solo al final de la película conoceremos las motivaciones del protagonista y el por qué de su aparente indiferencia hacia todo. Mientras tanto, los atardeceres se suceden, y entre cervezas y fiestas en la playa Neil conoce a Berenice, una humilde y hermosa lugareña con la que intimará a pesar de que la comunicación entre ambos no sea del todo fluida. Los días pasarán y las llamadas perdidas en el móvil de Neil se irán acumulando. Aunque Neil pretenda huir del pasado, el pasado le persigue. Por eso, al final, sucede lo inevitable y el pasado va en su busca. Alice aparece frente a él pidiendo explicaciones y la tormenta estalla.
A diferencia de Nuevo orden, en la que la violencia era constante, abundante y explícita (muy explícita), la violencia de Sundown es (solo en apariencia) más tenue y subyacente. Y tal vez por eso, resulte incluso más efectiva. El servilismo de los lugareños para con los turistas adinerados y sus aires de superioridad no es una opción, sino su único recurso. Camelárselos con gracias, chistes y simpatías. Invitarlos a una cerveza para acabar quedándose con su dinero. Prepararles cócteles y emborracharlos, entrar en su habitación de hotel para robar cuando ellos toman el sol en la playa. Sobrevivir. Hay un claro empeño de Franco en remarcar desde el principio las diferencias de clase entre los personajes y no es asunto baladí. Aunque es algo que intuimos desde el principio, la familia de Neil tiene dinero. Mucho dinero. Y este factor será clave en el desarrollo de la última parte de la trama.
Sundown resultará decepcionante sin duda para aquel espectador que espere un thriller trepidante o una justificación exhaustiva del comportamiento de su protagonista, pero satisfactoria para todo aquel al que no le incomoden los interrogantes, las puertas abiertas y las múltiples interpretaciones.
II. Abrázame fuerte (Matthew Amalric, 2021)
Como si una de las habituales crisis familiares retratadas por Joachim Lafosse estallase en mil pedazos, el último film de Matthew Amalric se deshace ante nuestros ojos fragmentado, esquivo, hermoso e inaprensible. Como los sueños, tanto aquellos placenteros como las pesadillas que nos provocan escalofríos. Como los recuerdos, caprichosos e incapaces de ofrecernos continuidad alguna en las imágenes que nos brindan.
En Abrázame fuerte se funden realidad y ficción, pasado y presente, recuerdos, deseos y fantasmas que deambulan por el limbo. Las capas de sonido se superponen a imágenes que no les corresponden. ¿O tal vez sí? Los personajes no son lo que parecen. ¿O tal vez sí? Resulta imposible recomponer un puzle si las piezas del mismo cambian de forma constantemente. Tal vez sea mejor dejar de luchar y permitir que el puzle se vaya recomponiendo por sí mismo. Limitarnos, como espectadores, a escuchar atentamente esa imposible conversación entre los que todavía están y los que ya se han ido. Dejarnos llevar por la música de Rameau, Bach, Chopin, Ravel o Schoenberg. Música que servirá, no ya como mera ambientación de las secuencias sino como agente estructurador. O dado el caso, más bien desestructurador.
Clarisse, joven madre de familia de clase acomodada, observa como su familia duerme. Su marido, sus dos hijos pequeños. Todo parece estar en calma. De modo repentino, la mujer decide marcharse de casa, sin dar una explicación. No sabemos adónde va ni por qué se va. No tenemos ninguna pista sobre lo que ha sucedido. Conduce un antiguo coche rojo de los años 70 que se convertirá en crucial para el devenir de los hechos. Algunos minutos, o tal vez años más tarde, llega a un lugar indeterminado cerca de la frontera con España. Observa la nieve desde la ventana del albergue y pide dos cafés y dos boles de cacao para desayunar a la desconcertada camarera. Está lejos de su hogar, pero al mismo tiempo, está con sus seres queridos. Les habla. Les escucha. En cierto modo, conversa con ellos. A veces está triste, bebe más de la cuenta y cuenta intimidades a desconocidos en la barra del bar. Los años pasan y sus hijos crecen. El tiempo no es lineal. Nunca lo ha sido en este filme. Será misión del espectador recomponer la historia y saber cuándo sucedieron los hechos. Distinguir aquellos que sucedieron de los que tan solo fueron imaginados.
Clarisse, al igual que Neil, el protagonista de Sundown, es un personaje misterioso y enigmático. Ambos parecen huir de una vida aparentemente plácida sin que sepamos por qué. Ambos despiertan la curiosidad del espectador y plantean numerosos interrogantes. Ambos buscan algo, aunque no sabemos muy bien el qué. Y no lo sabremos hasta que el desenlace de ambos filmes nos dé algunas pistas. Pocas, sí, pero quizás (solo quizás), suficientes.