Robbie Robertson, el testimonio de una era dorada

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Siento avidez por las biografías de músicos. Me gusta tanto la música que siempre quiero saber más, conocer los entresijos de sus vidas, como crearon sus obras,… Creo que leer sobre sus vidas, y además en primera persona, aporta un contenido único a la música cuando la escuchas, un significado. Por eso leo biografías y autobiografías con deleite y fruición, especialmente las segundas. Te dan una perspectiva distinta de la historia de la música, una directa, sesgada por supuesto, siempre es su punto de vista y su historia, pero es fácil reconocer sus voces cuando te la cuentan. Mi última adquisición fue un regalo caído del cielo (gracias a esas amigas que te conocen bien). Testimony, la autobiografía del gran Robbie Robertson que además venía firmada. Pocas cosas puedo explicar de mr. Robertson que no sepáis. The Band no sería The Band sin él. Historia viva de la música, formó parte de una época dorada del rock y no solo por su constante asociación con Bob Dylan. Cualquiera que haya visto The Last Waltz entenderá lo que estoy diciendo. Aquella película marcó el fin de una era. The Band decía adiós, la leyenda comenzaba. Película documental de visión obligada.

 

testimony robbie robertson

 

La autobiografía de Robbie Robertson tiene todos los ingredientes adecuados para encandilar al lector: anécdotas jugosas, confesiones inconfesables, sinceridad apabullante y sobre todo, música, mucha música. Porque este libro no es solo el recorrido vital de un artista, es un paseo página a página por momentos imprescindibles de la historia de la música. Desde los abucheos al Dylan eléctrico, a las basement tapes, momentos memorables en el reducto musical y creativo en el que se convirtió Big Pink, hasta llegar a ese último waltz que bailaron para nosotros, un concierto en el que estaba lo mejor del rock y la música de los 60 y los 70. Joni Mitchell, Dr. John, Neil Young, Emmylou Harris y un largo etcétera de artistas que se pasearon por aquel bendito escenario en un concierto del que todos hubiéramos querido ser testigos.

 

Pero lo que más me ha gustado del relato de esta excitante vida y carrera musical ha sido la voz clara y directa de Robertson que sabe atraer al lector y atraparlo en su telaraña literaria. Robbie Robertson sabe lo que cuenta y como lo cuenta. Las páginas pasan en un suspiro, volando de una a otra mientras nos encontramos sumergidos en el meollo de una de las bandas más impresionantes de la historia del rock y de uno de los creadores más interesantes del mismo. Uno de esos grupos que cambian la historia y abren nuevas puertas sonoras. El título del libro es tremendamente acertado, porque Robertson ha sido testimonio de la historia del rock en todo su esplendor y en primera persona. Y además lo cuenta de una forma tan fresca que engancha desde la primera página. Mientras leía no podía dejar de pensar en todas las veces que he sentido comentarios despectivos sobre este hombre, por lo visto, el resto de miembros de The Band eran puro rock and roll y mr. Robertson no. Que cruel pensamiento para la persona que compuso prácticamente todos los temas de la banda. Nunca lo he entendido. Ni lo entenderé. No cantaba tanto como sus compañeros, no era el líder visible pero no le hacía falta, lo era de facto. Sin él The Band no hubiera sido The Band.

 

La única pega que le veo al libro es que no cuente todo lo que vino después. Que baje el telón después del último waltz. Su vida después de The Band. Nos queda el consuelo de pensar que seguramente nos espera una segunda parte de memorias. Espero que sí, seguro que son tan interesantes como la primera.

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