Redescrubiendo a Lee Krasner y la historia del arte contemporáneo estadounidense
Lee Krasner A biography. Gail Levin.
Con 65 años Lee Krasner tuvo su primera retrospectiva en un museo de Nueva York. Fue en el Whitney Museum of American Art. 65 años dedicados al arte, siempre ensombrecidos por haber sido la mujer de Jackson Pollock. A día de hoy, la gran mayoría de la gente ni siquiera sabrá quién es esta mujer. Uno de los grandes pilares de la pintura y el arte norteamericano. Como ella misma dijo en una entrevista: “Lo único que no tuve en mi contra fue ser negra. Era una mujer, judía, viuda, una pintora muy buena, gracias y un poco demasiado independiente”. Genio y figura, Lee Krasner definía muy bien su estatus como artista, no él que ella querría, sino el que muchos le colocaron. A pesar de ello, su fuerte personalidad y una voluntad de hierro hicieron que su arte fuera reconocido como se merecía, con la gran retrospectiva que siempre había soñado.
A pesar de tener una sólida carrera como artista mucho antes de conocer al que se convertiría en su marido, Lee Krasner fue primero la mujer de Pollock y después su viuda. Bien es cierto, que una vez muerto el pintor, tuvo como misión principal ocuparse del legado de su marido, de que su arte llegará más allá. Y lo consiguió, vaya si lo consiguió. Pero detrás de la Lee Krasner esposa y viuda hay una artista por derecho propio que se tuvo que enfrentar a una época, unos prejuicios, una historia en el que las mujeres siempre son obviadas. Es este libro ideal, no solo para descubrir a la artista y la persona, sino también para revivir toda una época, la del florecimiento del arte americano moderno con todos y todas sus protagonistas. Porque mujeres las había, otra cosa es que los libros se hayan olvidado de ellas.
La historiadora del arte Gail Levin dedica esta biografía a Krasner, a la que conoció en los últimos años de su vida. Tuvo acceso a la artista y a su entorno, a la documentación y a la obra. Y hace un retrato certero de Krasner pero también de toda una época. Es la historia de una gran artista, de su famoso matrimonio con Pollock, del legado de su marido, y del suyo. Pero es también una historia del arte del siglo XX en los Estados Unidos. Krasner nació en Brooklyn en 1908, hija de una familia judía emigrada, el arte siempre le llamó tanto como para querer dedicarse y no cumplir con lo que se esperaba de una mujer criada en el judaísmo tradicional de principios del siglo XX. O sea, casarse, tener hijos y quedarse en casa.
Pronto se marchó al centro de Nueva York a estudiar y formarse, allí como estudiante conoció a lo más granado del arte de comienzos de siglos. En el epicentro donde todo se creó en lo que se refiere al arte americano de la época. Allí ya se encontró con los primeros obstáculos, un profesor vio su trabajo como demasiado bueno para ser hecho por una mujer. No sería la primera vez, ni la última en la que sufriría discriminación por su sexo. Recorremos con ella una época fascinante, la de la bohemia artística que la vio casi morirse de hambre para sobrevivir como artista, hasta sus trabajos con los programas WPA (Works Progress Administration) del New Deal del gobierno de Roosvelt que también apoyo a los artistas y su incansable dedicación al arte.
Cuando Krasner conoció a Pollock, ya era miembro de la escena artística de la ciudad de Nueva York por derecho propio. Amiga de los grandes artistas que todo el mundo recuerda, pero de la que pronto empezó a hablarse como la mujer de Pollock. Nunca se quejó de que el trabajo de su marido eclipsara el suyo. El le apoyaba al 100% en su arte. Ambos eran artistas y querían vivir como tales. El apoyo era mutuo. A pesar de que ella tuvo que lidiar con los demonios de Pollock y su alcoholismo. Y tras la muerte del mismo, se convirtió en la viuda de Pollock. A la que todos querían para acercarse a su legado. Eso sí. Esa es la gran tragedia de muchísimas mujeres artistas que vivieron a la sombra de sus maridos, algunos incluso robaron sus obras y las firmaron como propias. Este no es el caso, pero lo cierto es que todo el mundo sabe quien es Jackson Pollock pero poca gente se acuerda de Lee Krasner y su obra es impresionante. Tuve la ocasión de ver una retrospectiva suya en el Barbican hace poco y aún estoy conmocionada.
Después del accidente de coche que le costó la vida a Pollock en 1956, Lee Krasner se redescubrió a sí misma. Aunque nunca dejó de crear, algo había cambiado dentro de ella. Ya mucho antes de que Pollock muriera su obra empezó a cambiar. Dejó abierta una puerta que estaba cerrada y de ella empezó a salir una obra nueva y diferente, enorme y colosal, un estilo propio único que te llega a las entrañas, que emociona con los colores y las texturas.
Todo esto y mucho más cuenta esta excelente biografía, amena, entretenida y reveladora, no solo de la vida de esta gran artista sino de toda una generación de artistas, de parte importante de la historia del arte contemporáneo. Imprescindible para conocer su obra, su arte, el de su marido y cómo se forjaron los inicios del arte contemporáneo en los Estados Unidos. Allí había muchas mujeres, que fueron fundamentales, no solo artistas, galeristas, mecenas,etc. Krasner fue una de ellas, esta es su historia, pero a través de ella también conocerás a muchas otras. Este es el relato de la vida de una mujer que tuvo que luchar por su sitio en la historia del arte.