The Leftovers 2: una temporada singular, absorbente y brutal
Hace aproximadamente medio año os hablábamos de la primera temporada de una serie muy prometedora. Pasado el verano, The Leftovers volvió a nuestras pantallas con un nuevo entorno, muchos cambios de reparto y un nuevo misterio relacionado con las desapariciones. ¿Cuál es el balance global? Una temporada singular, absorbente y brutal.
Dejamos atrás nuestra querida población de Mappleton y nos trasladamos a Jarden, Texas, una pequeña localidad rodeada por el Miracle National Park. ¿Y por qué centramos nuestra atención en este pequeño rincón de Texas? Pues porque Jarden es particular, muy particular. Y porque la aureola milagrosa que rodea esta población ha empezado a atraer a todo el mundo.
Entre ellos a Kevin Garvey y Nora Durst, que dejan atrás su vida y vienen aquí a empezar de nuevo. Pero, como ya vimos en la primera temporada, nada es fácil en la vida de Kevin.
Kevin seguirá con sus merodeos sonámbulos, pero las cosas no tardarán en desmadrarse. Porque no basta con que a Kevin se le haya desmontado la familia, haya empezado a matar perros sin querer y haya hecho cosas atroces caminando despierto. El fantasma de los sucesos recientes lo perseguirá incesantemente hasta el borde de la locura.
No daremos demasiados detalles para no hacer spoilers, pero uno de los personajes más interesantes de la primera temporada volverá en esta segunda, y sembrará el caos de una forma inaudita.
Nora ha dejado sus viejos vicios nocturnos y se ha convertido en mater familias ejemplar. Bueno, de aquella manera. Sus nuevos vecinos, los Murphy, parecen una familia simpática y unida. Muy majos, ellos. Pero aquí no hay personajes modelo. Los Murphy no tardarán en enamorarnos con sus particularidades y sus secretos. Y luego está Virgil, un viejo huraño que vive recluido en su casa del bosque, que dejará perplejo a más de uno con sus percepciones y sus hábitos.
Pero no todo son personajes nuevos. Buena parte del entorno de Kevin volverá a hacer acto de aparición. Veremos a Laurie y a Meg y sus respectivas y particulares relaciones con los Guilty Remnants.
Podemos decir que The Leftovers se ha convertido no solo en la serie más interesante de la actualidad, sino en una pequeña obra maestra de ficción. Cada episodio, con una duración aproximada de una hora, es una pequeña película. Una cápsula de ficción con una ambientación inquietante, una estética cuidada, actuaciones absolutamente estelares, una trama vertiginosa y tremendamente adictiva… ¿qué más? Ah sí, y con un protagonista inmejorable, un antihéroe cenizo, desesperado y carismático a más no poder.
Si la primera temporada generó un universo fascinante en su decadencia, con unas desapariciones sobrenaturales y una secta misteriosa, la segunda sube la apuesta y nos sumerge todavía más en el misterio. A destacar el episodio 8, International Assassin, una exploración seductora, surrealista y estremecedora de la batalla interna que se produce en el interior de una mente. Indescriptible.
En definitiva, The Leftovers es cine en mayúsculas.
Tom Perrotta, autor de la novela The Leftovers y guionista de la serie, responde a la pregunta que todos nos estamos haciendo: ¿Habrá una tercera temporada? En una entrevista en la revista Indiewire, Perotta lo explica:
Tenemos algunas ideas genéricas, pero todavía no sabemos si habrá una tercera temporada. Estamos a la espera de obtener respuesta.
Tendremos que esperar a que los de HBO vuelvan de vacaciones y tomen una decisión. Nosotros tenemos muy clara la respuesta: el mundo necesita otra temporada de The Leftovers.