Hill House, la casa maldita de Shirley Jackson

En 1959 la escritora Shirley Jackson publicó La maldición de Hill House, una historia de casa embrujada de esas que te pone los pelos de punta. Un clásico de la literatura de terror que toda persona amante del género debería leer. Ya os hablé de otra de sus grandes obras en Culturaca hace un tiempo, Siempre hemos vivido en el castillo.

Tiene Shirley Jackson la habilidad de crear atmósferas inquietantes de forma brillante y muchas de sus historias como las dos que he mencionado o como The Sundial tienen casas como escenarios y también como protagonistas. Porque el lugar, encantado o no, se convierte en uno de los participantes de una historia de opresión y libertad al mismo tiempo. La casa como ente vivo que lo domina todo y a todos los que la habitan. Y en La maldición de Hill House la casa cobra vida de forma terrorífica. Aún recuerdo haber leído algunos pasajes por la noche y que me entrasen escalofríos y que cualquier ruido en mi propia casa me pusiese en alerta. Ideal para meterse en la cama después de leerlo y taparte con las sábanas hasta la cabeza.

En La maldición de Hill House cuatro personas se reúnen en una vieja casa. Se la conoce como Hill House, está a las faldas de unas colinas, no encima de ellas como hubiera sido lo ideal. Eleanor, uno de los personajes afirma en el libro que estaba mejor así, escondida para que nadie la encuentre y seguramente tenía razón. Nadie debería entrar en Hill House.
Los cuatro protagonistas son el doctor Montague, un científico y profesor universitario que estudia lo sobrenatural y que ha reclutado a tres personas para llevar a cabo un experimento en una casa encantada. Esas personas son Eleanor, una joven que ha pasado los últimos años cuidando de su madre. Frágil, asustadiza e infeliz, este viaje a la casa encantada es un viaje de libertad y huida para ella de una vida que lo le gustaba. Theodora es una joven de buena familia que es lo opuesto de Eleanor, abierta, dicharachera, feliz a rabiar y con ganas de llamar la atención. La tercera persona es Luke, el heredero de la casa. Un joven que ha vivido un poco del cuento y que se ve allí por deseo de su tía y que algún día será dueño de la casa. Entre ellos se formará un extraño vínculo gracias a la casa.
En Hill House deberán enfrentarse a sus propios miedos pero también a algo más profundo. Podría decirse que algo oscuro vive en la casa, pero lo cierto es que la casa tiene vida propia, una vida tenebrosa con un pasado trágico. Una casa laberíntica, intrincada, difícil, nada acogedora que quiere algo. Y creédme, no es nada bueno. Y va a hacer todo lo posible para conseguirlo. La tensión va en aumento a medida que vas pasando las páginas y eso es gracias a la maestría de Shirley Jackson. Sabe crear esas atmósferas en las que el miedo empieza a extenderse como una neblina a través de toda la casa, que pasa por debajo de las puertas, que llega a los cuatro habitantes, que los hace cada vez más susceptibles a sus encantos oscuros. Y a nosotros con ellos. Fascinante es la palabra.
El libro se ha adaptado dos veces al cine, la primera es la película La mansión encantada (The Haunting), un film inglés de 1963 dirigido por Robert Wise con Julie Harris, Claire Bloom y Richard Johnson. La segunda fue La guarida (The Haunting) de 1999 con Liam Neeson, Catherine Z. Jones, Lily Taylor y Owen Wilson digirida por Jan de Bont, director de films como Speed y Twister y también es la inspiración de la serie de Netflix La Maldición de Hill House de 2018. Pero ninguna de ellas llega a la maestría que Shirley Jackson sabe imprimir a sus palabras. Yo si tuviera la oportunidad de visitar Hill House por casualidad saldría corriendo, ¿y tú qué harías a parte de leer el libro de Shirley Jackson?