Einstürzende Neubauten, o el grito convertido en susurro

Ayer fue una gran noche para todos los fans de la mítica formación berlinesa Einstürzende Neubauten. Era mi cuarta vez viéndolos en directo, pero la primera en una sala pequeña en lugar de un festival.

El carismático vocalista Blixa Bargeld, uno de los frontman más carismáticos de la historia de la música, pilota el barco con su presencia magnética. El bajista Alexander Hacke rezuma esencia de viejo punk, y con sus líneas de bajo monolíticas hace avanzar la maquinaria, haciendo tándem con el gran N.U. Unruh, el percusionista y genio loco que se mueve por la parte trasera del escenario golpeando todo tipo de artilugios mecánicos. Aparte de estos tres miembros fundadores, el guitarrista Jochen Arbeit y el percusionista Rudolph Moser completan la formación desde 1997.

Al principio del concierto, Blixa bromeó sobre el hecho de que ayer había una gran decisión que tomar (en referencia al hecho de que la misma noche Nick Cave estaba tocando también en Barcelona), y nos dio las gracias por haber decidido irlos a ver a ellos.

La noche empezó con ‘Pestalozzi’, el que es mi tema preferido de su último disco, Rampen. Tal y como explicó Blixa en una de las pausas, los temas del disco se basan en improvisaciones en directo, en las que él juega con una selección de textos. De este disco sonaron también ‘Ist Ist’, ‘Isso Isso’, ‘Trilobiten’, ‘Everything Will Be Fine’ y ‘Besser isses’. Blixa explicó que la letra de esta última canción la compuso por petición de la cantante de chanson francesa Patricia Kaas, que le pidió que escribiera una canción de ruptura amorosa para hacer un dueto con ella. Pero como el dueto no llegó a producirse, decidió que era mejor convertirla en una canción de su banda.

La verdad es que el último disco es muy sólido, y estos temas nuevos combinan a la perfección con otros temazos del pasado que sonaron, como ‘Sonnenbarke’, ‘Sabrina’ o ‘Die Befindlichkeit des Landes’. También sonaron varias canciones de Alles in allem, su disco de 2020, y terminaron el segundo bis de la noche con los hipnóticos cánticos de ‘Susej’.

Blixa se mostró muy locuaz, explicando historias y haciendo bromas, como por ejemplo sobre el tamaño del escenario de Apolo, donde apenas había espacio para todo su despliegue de chacharrería.

Eché un poco de menos escuchar algunos de mis temas preferidos, como ‘Let’s do it a Dada’, ‘Weil weil weil’, ‘Haus der Lüge’ o material de sus primeros discos. Claramente la banda se va decantando por sus temas más pausados y por unos sonidos más limpios o controlados que en el pasado. Es evidente que el tiempo pasa para todo el mundo, y la edad se les empieza a notar cada vez más.

Dicho esto, Einstürzende Neubauten siguen aportando atmósferas inquietantes, crescendos potentes, percusiones locas (incluido su fiel carrito de supermercado o un puñado de clavos dejados caer rítmicamente), los singulares aullidos de Blixa y esa combinación entre lírica dadaísta y romanticismo post-punk que tanto nos gusta. El grito se ha convertido en susurro, pero sigue seduciéndonos y transportándonos. Un brindis para esta banda inclasificable y fascinante.

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