ABC del Rock (Parte II)
Segunda entrega del ABC del Rock de nuestro colaborador Milos de Azaola.
H – Hawkwind. Los iluminados que inventaron el rock espacial. Se formaron en Ladbroke Grove, el gueto contracultural del Londres de los 60, donde se arrejuntaban todos los grupos más interesantes de entonces, aunque bien podrían haber descendido de una nave nodriza, en vista de sus pintas y su sonido marciano. Fueron los primeros en juntar rock y ciencia ficción, pariendo obras maestras del espacio exterior como In Search of Space (¡disco con cuaderno de bitácora incluido!) o el estratosférico directo doble Space Ritual, capaz de transportarte a la galaxia de Andrómeda. En las filas de esta tribu venida de las junglas de Venus hubo de todo: el escritor de ciencia ficción Michael Moorcock, que escribió las letras de varias de sus canciones y una novela delirante sobre ellos, además de explayarse a gusto sobre las maravillas del universo en sus conciertos; el poeta Robert Calvert, autor del cuaderno de bitácora antes mencionado; el macarra Lemmy, que cantó en el único éxito del grupo, el single anarquista “Silver Machine” (sí, hablo del futuro líder de Motörhead… todos tenemos un pasado); o la sensual bailarina Stacia, que en sus actuaciones danzaba en estado de trance completamente desnuda, representando el papel de suma sacerdotisa.
I – Incredible Hog. Este grupo inglés poco conocido sólo sacó un disco en 1973, curiosamente llamado Volume I (se ve que empezaron su corta carrera con optimismo). No tuvieron ningún éxito, pues en la Inglaterra de 1973 lo que se llevaba era el glam, y lo de estos tíos era el rock duro. Me gusta pensar en ellos como una especie de Led Zeppelin de bolsillo (sólo eran tres). Su cantante incluso se traía cierto aire a Robert Plant, sólo que en barbudo. A pesar de que sólo sacaron un álbum, considero que es un trabajo redondo en el que no sobra ningún tema, y ha llegado a convertirse en uno de esos discos que siempre ando escuchando. La verdad es que se merecían haber tenido más suerte, pues andaban sobrados de talento. Curiosamente en España el disco salió con una portada distinta, pues se ve que a los censores no les gustó la cerda descomunal de seis tetas que posaba con coquetería en la original. ¡Y eso que llevaba gafas de sol!
J – Joy Division. El grupo con el que nació el rock gótico. Su nombre procede del libro La casa de las muñecas de Ka-Tzenik, y era el que se daba a las unidades de prisioneras judías que eran forzadas a prostituirse en los campos de concentración. Ian Curtis era un tipo muy leído, especialmente obsesionado con las obras de Kafka, William Burroughs y J.G. Ballard, como queda patente en su “Atrocity Exhibition”, el tema con el que se abre su disco Closer. Tenía más de un punto en común con Jim Morrison, aunque también estaba influido por David Bowie e Iggy Pop. Unknown Pleasures es uno de mis discos favoritos de todos los tiempos, aunque tengo que estar con un estado de ánimo especial para ponerlo, pues no es lo que se dice un disco ligero. Muchas canciones de este álbum tienen para mí un significado personal. Pero Curtis se tomó tan en serio su papel de alma torturada que acabó quitándose la vida, privándonos de más obras maestras.
K – Kinks. De todos los conjuntos ingleses de pop que salieron en los años 60, éste es mi favorito, por encima de los Beatles, los Rolling Stones o The Who. Tenían un sonido muy especial, y Ray Davies era uno de los mejores letristas de su generación, mordaz como él solo, siempre crítico con la sociedad británica. Su famoso “You Really Got Me” puede considerarse la primera canción de la historia con un riff de guitarra claramente heavy, aunque en sus trabajos posteriores demostraron ser mucho más que una banda de rock duro, creando algunas de las melodías pop más hermosas que yo haya tenido el placer de escuchar. Para mí Ray Davies es un genio, capaz de crear ambiciosas óperas rock como Arthur or the Decline of the British Empire y quedarse tan ancho.
L – Led Zeppelin. El primer disco que compré con mi dinero era de Led Zeppelin. Cuando era un adolescente, escuchaba sus discos hasta la saciedad. Creo que es la mejor época para iniciarse en su música, pues en sus canciones quedan plasmadas con especial intensidad la angustia y las historias de desamor elevadas a la categoría de tragedias griegas tan características de esa etapa turbulenta que es la adolescencia. El rock duro prácticamente nació con ellos, aunque al mismo tiempo trascendían esa etiqueta, pues en sus discos hay de todo, lo mismo tocaban blues que baladas folk. La gente siempre dice que su mejor disco es el cuarto, el que no lleva título, por contener la celebérrima “Stairway to Heaven”. Es un gran disco, pero yo siempre he preferido su debut, que me sigue pareciendo uno de los discos más impactantes de todos los tiempos (y uno de los mejor producidos, dicho sea de paso: antes de ellos no se había escuchado nada con semejante producción ni remotamente; el trabajo de Jimmy Page como productor es tan bueno o más como su trabajo con la guitarra).
M – Motörhead. ¿La banda más macarra de todos los tiempos? Probablemente. “El mejor peor grupo del mundo”, les llamaron en su día. Unieron lo mejor del heavy y del punk en el lugar y momento justos, la Inglaterra de finales de los 70. Curiosamente el grupo fue fundado por Lemmy y Larry Wallis, dos músicos rebotados de bandas hippiosas, Hawkwind y los Pink Fairies. Pero desencantados con todo ese rollo de las flores, la paz y las buenas vibraciones, se pasaron al lado oscuro de la fuerza. Los discos de Motörhead están llenos de mala baba, son avalanchas sonoras, rock espídico elevado a la máxima potencia, o como dirían sus fans más elocuentes, una buena hostia en la cara. Lemmy, con su actitud chulesca (camello antes que músico, se le nota), su voz cazallosa y sus combativas letras que arremeten contra la clase alta, los políticos y, ya puestos, Dios, se ha ganado a base de trabajo duro un puesto en el Olimpo del Rock.
N – Nirvana. Sin duda el grupo grunge más conocido, debido a la figura de Kurt Cobain, convertido en icono pop a su pesar. En el aspecto musical, Nirvana marcó los cánones del grunge, con sus canciones bipolares en las que hermosas melodías se transformaban en tremebundos aullidos de rabia. Se han dicho muchas tonterías sobre Nirvana y mucha gente les acabó cogiendo manía, pero para mí siguen siendo un grupo con mucho talento, al margen de los caprichos de las modas. Puede que el grunge sea el último movimiento musical realmente original que haya dado el rock, ya que lo que hemos conocido luego en el siglo XXI han sido revisionismos, refritos y regresos de viejas momias del pasado, y la sensación de déjà vu es casi omnipresente. Pero si Nirvana arrasaron en su día, llevándose por delante tanto al hortera de Michael Jackson como a los machitos de Guns ‘N’ Roses, fue porque su música sonaba fresca y auténtica, que es más de lo que se puede decir de la gran mayoría.