GANDALF: los magos de la psicodelia
Sí, un grupo de los 60 que se llamaba igual que el mago de El señor de los anillos, ese viejo simpático del sombrero picudo y la barba blanca. Pero que nadie espere encontrar en su disco baladas folk o sinfonías heavy, pues estos chicos aparecieron antes de que Led Zeppelin empezaran a tontear con Tolkien (influyendo así a todos los grupos que vendrían después cantando sobre la Tierra Media). Lo de Gandalf era el pop psicodélico con letras poéticas, en el que confluían las influencias llegadas del Reino Unido con las de la Costa Oeste; lo mezclaban todo en su caldero mágico y de ahí salía una irresistible poción de amor, de sonido propio e intransferible. Y es que estos bardos de Nueva Jersey hacían magia con su música, y estaban tan hechizados por los encantos femeninos como lo estaba Merlín por la dama Viviana…
Considero que su disco homónimo es una verdadera joya oculta, uno de los mejores álbumes de los 60, y no exagero. Estos magos de la música tenían algo que les hacía destacar por encima del resto; sus canciones oníricas e hipnóticas te atrapan desde el primer momento y te hacen soñar despierto (ten cuidado si estás enamorado, pues te parecerá que todas hablan de ti…). Si tuviera que elegir una sola palabra para describir su música, sería belleza. Eso es Gandalf, belleza en estado puro. Aunque pueda sonar cursi, es completamente cierto. Como dato curioso, señalar que le daban mucha importancia a los adornos femeninos, como se ve por temas del disco con títulos como “Golden earrings”, “Scarlet ribbons” o “Tiffany rings”,…
En un mundo más justo, habrían triunfado. ¿Tal vez eran demasiado soñadores para el mainstream? (títulos suyos como “Hang on to a Dream” o “I Watch the Moon” o sus fotos de promoción mirando las nubes sugieren que estos chicos estaban más en la luna que en la tierra…).
¿Y qué pasó al final con ellos? Seguramente se quedaron en el país de las hadas, hechizados por los encantos de sus criaturas, y todavía están ahí, disfrutando de placeres que no son de este mundo…