La biblioteca infinita de Haris Epaminonda y Daniel Gustav Cramer
En ‘La biblioteca de Babel’ de su libro Ficciones, Jorge Luis Borges imaginaba una biblioteca que parecía infinita, y que contenía todos los libros posibles. Sin embargo, a la vez era totalmente finita y cuantificable.
Uno de los referentes en los que se inspiró Borges fue el relato ‘La biblioteca universal’ del escritor alemán Kurd Lasswitz, en el que ya se apuntaba que “toda la literatura posible debería poder ser impresa en un número finito de volúmenes”.
Yo me atrevo a insinuar esta solución del antiguo problema: La biblioteca es ilimitada y periódica. Si un eterno viajero la atravesara en cualquier dirección, comprobaría al cabo de los siglos que los mismos volúmenes se repiten en el mismo desorden (que, repetido, sería un orden: el Orden). Mi soledad se alegra con esa elegante esperanza.
-Jorge Luis Borges
La Fabra i Coats nos presenta la exposición La biblioteca infinita, del dúo artístico formado por Haris Epaminonda y Daniel Gustav Cramer.
Su proyecto es básicamente un archivo en constante crecimiento de libros, cada uno de ellos creado con páginas de uno o más libros encontrados y encuadernados como si fueran un tomo nuevo. El dúo crea sus libros modificando, recortando, descomponiendo y ensamblando libros a partir de materiales encontrados. En su página web puedes ver fotografías de sus creaciones.
En la exposición La biblioteca infinita se pueden ver los libros creados hasta la fecha por el dúo. Aunque quizá tenemos que plantearnos qué significa ‘ver’ un libro. En algunos casos los libros están abiertos por una página en concreto, en otros están cerrados y de ellos solo vemos el color del encuadernado y la pequeña ficha bibliográfica.
Me parece interesante aquí volver a mencionar a Borges, que en una serie de conferencias que dictó en la Universidad de Harvard (167-68), afirmaba:
Un libro es un objeto físico en un mundo de objetos físicos. Es un conjunto de símbolos muertos. Y entonces llega el lector adecuado, y las palabras —o, mejor, la poesía que ocultan las palabras, pues las palabras solas son meros símbolos— surgen a la vida, y asistimos a una resurrección del mundo.
Ayer tuvimos la suerte de realizar la visita guiada con Anna Pahissa, historiadora del arte y experta en el universo del libro en tanto que obra de arte. En la visita, nos invitó a participar en su ensoñación, en su delirio, y compartió con los visitantes su lectura personal de la exposición, su recorrido por la obra.
Anna planteó la visita como entrar en un templo o en una iglesia. Caminar hasta el índice que está colgado al final de la sala, como el que cruza en silencio la nave de una catedral hasta el ábside. Y a partir de ahí, contemplar el altar mayor y empezar un merodeo por los distintos espacios.
En definitiva, fue una invitación a aplicar la mirada creativa y establecer conexiones entre las obras expuestas, a trazar líneas de interpretación de una vitrina a otra. Cada visitante tendrá una experiencia distinta, por supuesto, como cada lector le da vida a las palabras de una forma única. Cada espectador escribirá su camino asociando imágenes, títulos, formas, temáticas, colores, conceptos… o ninguno de los anteriores.
Tienes tiempo para ver la exposición hasta el 27 de septiembre. El 17 de septiembre podrás realizar otra visita guiada, esta vez con Enric Farrés Duran.