Todos aquellos que crecimos fascinados por el universo Star Wars estamos expuestos a una oferta creciente de posibilidades para la felicidad y para la decepción. Y seguro que muchos de vosotros, como me pasa a mí, no podéis dejar de ver todo lo que lleve el logo de Star Wars, tenga la pinta que tenga.
El lado luminoso de esta era dorada de Star Wars es que tenemos contenidos en abundancia. Y el lado oscuro se manifiesta de múltiples formas, desde productos repetitivos (léase varias de las películas de la saga) hasta la creciente infantilización. ¿Alguien ha dicho Disney?
Este es el único pero que le pondría a Star Wars: La remesa mala, la última serie de animación de nuestro querido universo. La serie se encuentra en una dimensión parecida a Star Wars Rebels, una serie con buenas tramas, buena realización y personajes muy emblemáticos, pero con un tratamiento genérico que solo se me ocurre definir como algodonado.
The Bad Batch (La remesa mala) tiene como protagonistas a unos personajes que aparecieron en un capítulo del mismo nombre de la genial serie Las guerras clon (2008-2013), un remake con animación digital de la serie homónima creada de 2003, que transcurría entre las películas El ataque de los clones y La venganza de los Sith.
Los protagonistas de La remesa Mala son un escuadrón de clones experimentales con variaciones genéticas respecto a sus hermanos del Ejército Clon. Cada uno posee una habilidad excepcional muy singular, y esto los convierte en soldados extraordinariamente efectivos. Además, tienen formas y tácticas propias, lo cual los distingue del resto de soldados. Son una especie de tributo a los Doce del patíbulo pero en una galaxia muy, muy lejana.
Este grupo de soldados presenciará el fin de la República y el ascenso del Imperio, con todo lo que ello implica. Incluida la Orden 66 del Emperador.
Muy pronto en la serie aparece un personaje infantil, Omega, que acabará convirtiéndose en una de las protagonistas. La relación de cuidado adulto-niño que ya se ha explorado en The Mandalorian aparece también entre los soldados de la Remesa Mala y Omega. Y aunque es interesante cómo lleva la serie esta relación tan particular, no deja de verse detrás la omnipresente aura buenista de la factoría Disney.
Dicho esto, La Remesa Mala supone un buen divertimento para fans incondicionales de toda la galaxia. Hay acción, blásteres, soldados Clon, dilemas morales y viajes hiperespaciales.
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