Los amantes del mundo del cómic somos sufridores natos en el cine. Sufrimos con cada adaptación, pensamos en la catástrofe que se avecina, en el truño que nos va a servir Hollywood, tan falto de argumentos que tienen que recurrir al infinito universo superheróico, sobre todo de la Marvel, para nutrirse de taquillazos. Pero siempre hay honrosas excepciones. X-Men es una de ellas, sus dos primeras películas y las dos últimas, de la tercera mejor no hablamos. Por suerte para nosotros, la mano de Bryan Singer ha vuelto al timón muti. Matthew Vaugnn se retiró del proyecto, dirigió con maestría la primera precuela, X-Men: First Class, pero Singer ha sabido tomarle el pulso de nuevo a la saga y nos hace disfrutar como en las primeras películas de la saga. Alabado sea.
En un presente post-apocalíptico, los Centinelas han exterminado a casi toda la raza muntante y a todas aquellas personas que alguna vez osaron ayudarlos. Los últimos supervivientes de los mutantes se han unido en una lucha sin tregua contra la extinción, X-Men unidos a sus archienemigos, Magneto y el Profesor Xavier juntos por la supervivencia. Uno de ellos tendrá que viajar en el tiempo hasta 1970, el momento que desencadenó este terrible futuro para que no pase. Así las dos sagas de mutantes se unirán en una película gracias a este salto temporal.
Este salto en el tiempo permite unir a las dos sagas de actores también, Ian Mckellen y Patrick Stewart repiten como Magneto y el Profesor Charles Xavier, Hugh Jackman como Lobezno, Halle Berry como Tormenta o Ellen Page como Kitty Pride de la primera saga y James McAvoy y Michael Fassbender como Magneto y Charles Xavier jóvenes, Nicholas Hault como la Hank McCoy, la Bestia o Jennifer Lawrence como Mística/Raven. A destacar un joven Mercurio, interpretado por Peter Evans, uno de los personajes más divertidos de la película, Peter Dinklage (el famoso Tírion de Juego de Tronos) como el Dr. Bolivar Trask o el irreconocible Omar Sy de la excelente Intocable como Bishop.
En esta película además de divertirnos, Singer consigue algo más, emocionar. Es difícil conseguir eso y no dedicarse a grandes explosiones y efectos especiales que es lo que hacen la mayoría de estos blockbusters. Los seguidores de los cómics estarán contentos, pero aquellos que nunca han seguido sus páginas o incluso la saga cinematográfica podrán disfrutar de una película que funciona, divierte y entretiene. Una película en la que los personajes hacen cosas que tienen sentido, con una historia detrás que importa.
Aunque en el cómic original es Kitty Pride la que viaja en el tiempo, aquí es el personaje de Lobezno el que la sustituye. Ya sé que la historia tiene cambios importantes a los cómics pero aún así funciona. Quizás no soy objetiva, pero cuando voy al cine a ver una película de este tipo quiero sentir la misma emoción que sentía cuando iba corriendo al quiosco a comprar el último número de la Patrulla-X. Quiero sentir esa emoción de la niñez, esa emoción que te dejaba con el aliento en un ay cuando llegabas a la última página y faltaban 15 días para el siguiente cómic. Y eso, esta película lo consigue.
Quédense a ver el final de los créditos que hay regalito y avance de por donde irán los tiros. No les cuento nada. Ya se ha anunciado la próxima de la saga, será X-Men: Apocalyse y habrá personajes nuevos. Estoy deseando verla, aunque hay confirmación que Channing Tatum será Gambito y lo siento, Channing querido pero no creo que seas la persona adecuada pera encarnar al cajún. He dicho. Mientras tanto, vean X-Men: Días de un futuro pasado, se lo pasarán en grande.