Estos días, y hasta el 27 de agosto en formato online, se celebra la décima edición de Atlàntida Film Fest. Entre sus propuestas hay, no solo películas, sino también series como esta dedicada al escritor de la saga Millenium, Stieg Larsson. Pero no penséis que esta excelente miniserie en cuatro capítulos va sobre los libros del actor sueco, no. Esta serie va sobre Larsson, sobre su personalidad, sobre su trabajo incansable contra el auge del fascismo y la extrema derecha en su país y en el resto del mundo. Una brillante serie que nos presenta a un Stieg Larsson que quizás muchas personas desconocerán y una buena ocasión para descubrir que hay más allá del autor de novela negra. La serie está dirigida por Henrik Georgsson.
Stieg Larsson: El hombre que jugó con fuego es un relato emocionante y frenético de una vida consagrada a los ideales del escritor y periodista, que mucho antes de ser el padre de la saga Millenium había dedicado su vida en cuerpo y alma a la investigación periodística, a destapar las injusticias del mundo, a luchar contra el auge de la extrema derecha en su país, a investigar el asesinato de Olof Palme, a crear una de las revistas de investigación más prestigiosas de su país y no descansar nunca y escribir, escribir y escribir.
Son cuatro capítulos de 45 minutos cada uno en los que se alternan las declaraciones del propio Larsson con las de amigos y amigas, familiares, conocidos, compañeros y compañeras de trabajo, analistas, historiadores y expertos. Junto con reconstrucciones de la vida del propio autor, de la mano del actor Emil Almen. Todo ello sirve para hilar un relato fascinante, no solo de la vida de Stieg Larsson, sino de una época concreta de su país. Una situación que podemos ver reflejada en cualquier país europeo actual. Stieg Larsson vio el peligro de los partidos nazis que fueron floreciendo en su país, minoritarios hasta llegar al parlamento sueco, lo denunció antes que nadie y luchó contra ello siempre, recibiendo incluso amenazas de muerte por ello.
Es fácil quedarse atrapada en el relato de la vida del protagonista. La vida de Larsson estuvo marcada por sus ideales, por la lucha constante, por el trabajo sin descanso. Las injusticias no descansan nunca y Larsson tampoco, hasta que murió. No puedo dejar de pensar, mientras veo la serie, que buena falta nos haría ahora unos cuantos Stieg Larssons en el mundo. Personas íntegras que siguen la historia hasta el final para denunciar el peligro que la extrema derecha, nazi, disfrazada de partidos democráticos que está campando a sus anchas por toda Europa con el peligro que ello conlleva.
Stieg Larsson era
obsesivo con su trabajo, escribía hasta altas horas de la noche, fumaba como un
carretero, comía mal, no dormía lo suficiente y eso, lamentablemente, le pasó
factura. Pero sin todo esto no habría ejercido esa labor impresionante y
detectivesca que destaparía grandes historias de Suecia. Ni habría escrito la
saga Millenium por la que se hizo famoso, no solo por sus libros sino también
por sus adaptaciones cinematográficas en Suecia y mediante versión de Hollywood.
Por su pasión como escritor pasa a penas por el último capítulo, porque, aunque
es lo que le ha dado fama fuera de su país, el final sus novelas fueron una
extensión de su periodismo de denuncia. En ellos aplicó todo lo que conocía de
la historia de Suecia, el nacismo, la violencia o la injusticia. De ahí, su éxito,
estaban basados en una realidad brutal de la que muchos han querido mirar hacia
otro lado. Por suerte, hay personas como Stieg Larsson que intentan que eso no
sea así.