Sarah Mary Chadwick es una de esas artistas cuyos disco son verdaderos tesoros. Nacida en Nueva Zelanda pero establecida en Melbourne, Chadwick fue miembro del grupo Batrider con los que giró por Europa y EEUU, aunque nunca tuvo la posibilidad de pisar nuestras tierras. Esperamos que alguien resuelva este hecho, trayéndola para presentar su cuarto disco, Roses Always Die publicado por Rice is Nice Records. Un disco que explora la pena y las emociones, directo al corazón, con su voz y teclados presidiendo unas canciones que se te enganchan a la piel sin remedio. Desgarradora y delicada al mismo tiempo. En esta entrevista nos habla de su último trabajo y de su música.
Este es tu cuarto disco, tu último trabajo salió hace ahora justo un año 9 Classic Tracks. ¿Siempre estás componiendo música? ¿Eres una persona productiva musicalmente hablando?
Si, yo diría que soy una persona en general productiva en términos de cuánto trabajo hago. Cuando estoy en racha puedo escribir canciones o dibujar casi cada día. Normalmente tengo que parar conscientemente de escribir cuando grabo, de lo contrario podría terminar con una cantidad inmanejable de canciones. Eso no quiere decir que todas sean buenas, pero me gusta tener una gran cantidad para elegir, de manera que no estoy obligada a incluir en los directos o en los discos canciones que no me vuelven loca.
¿Necesitas escribir? ¿Te ayuda la música a expresarte a ti misma o tus sentimientos?
Por supuesto. Tiendo a escribir únicamente para mí misma y con este propósito, si otra gente también lo disfruta entonces es una ventaja conveniente. En términos de necesidad de escribir, no estoy segura, pero es algo que siempre he hecho y a lo que le doy un gran valor. Diría que la música únicamente me ayuda a procesar y experimentar cosas, para mí las actividades creativas no tienen ninguna otra motivación.
¿Por qué Roses Always Die como título del disco?
Es la letra de la canción “Cool It” y pensé que encajaba a la perfección con el ambiente de los temas.
He leído que el disco es una exploración de la pena. ¿Cómo y por qué la música te ayuda a superarla?
No estoy segura que ayude con la pena, creo que sólo el tiempo puede hacer algo así. Es solo una exploración de la pena en la medida en que se refiere a ella en algunas formas, algo que tiene sentido ya que un par de personas muy cercanas a mi murieron el año pasado.
Creo que empezaste a tocar el piano a los seis años. ¿Fue algo que escogiste tú o lo hicieron tus padres? ¿Siempre quisiste ser música? Y si no es así, ¿cuándo te diste cuenta que querías serlo?
Mi madre me empujo a ello, pero siempre lo disfruté. Mi padre nunca hizo ningún comentario al respecto. Nunca quise ser “música”. Cuando era pequeña yo sobre todo quería ser chef y después escritora cuando fui algo mayor. O trabajar en una librería. No fue nunca algo que hubiese decidido ser. Es más algo en lo que he estado involucrada y algo que es parte de mi día a día. Además, muchos de mis amigos y gente cercana están relacionados con la música a diferentes niveles, supongo que eso también ayuda a mi motivación.
Me encantaba tocar el piano en el campo, crecí en una granja en Nueva Zelanda. Parecía encajar, la música extendiéndose por las colinas y los prados. Y también era un buen confort de mi vida familiar.
Para la gente en España que no te conozca bien. ¿Cómo empezaste en la música? ¿Cuáles fueron tus primeras experiencias musicales?
Como hemos comentado, aprendí a tocar el piano de pequeña, luego el violín cuando era algo mayor. En el instituto empecé a cantar y tocar en una banda, tenía 16 años. Después de que me expulsaran del internado, me convertí en buena amiga de diferentes chicas que iban a conciertos a ver a grupos tocar. Cuando tenía 19 mi amiga Julia (que ahora toca en la banda de Melbourne Twerps) y yo empezamos una banda llamada Batrider, en la que estuve 10 años. Tocaba la guitarra y cantaba. Tuvimos muchos cambios de formación y al final yo fui el único miembro original de la misma. Batrider vivió en Wellington (Nueva Zelanda), Melbourne, Londres, Adelaide y después me mudé de nuevo a Melbourne. Giramos por Europa y EEUU algunas veces y un montón por Australia y Nueva Zelanda.
Después de Batrider, me dediqué de lleno a mi carrera en solitario. Roses Always Die es mi cuarto disco. Ahora prefiero no estar en una banda. Aún toco mucho en directo. Y a veces colaboro con amigos y hago algunos duetos con otra gente. Supongo que haré más de eso en el futuro.
¿Y cuál es tu primer recuerdo musical?
Fui criada como católica, así que creo que de pequeña la música de la iglesia fue algo importante. No éramos una familia muy musical, a mi madre le gustaban los Carpenters y Sade, a mi padre lTony Bennet, pero no eran grandes fans o coleccionistas de discos ni nada parecido. Solíamos cantar en la escuela, en el Maori Culture Group (Kapa Haka) y cantando canciones religiosas en la escuela.
El órgano parece ser el protagonista de este disco, ¿por qué?
Sobre todo porque tengo un par y me gusta usar la caja de ritmos también. Tiendo a usar lo que tengo a mano. También porque he tocado la guitarra durante años en un grupo y es un buen cambio volver a tocar el teclado.
Las canciones tienen menos producción, son más directas. ¿Querías hacerlo así o simplemente ellas mismas te llevaron por esa dirección?
El foco estaba definitivamente en la composición y las letras. Creo que habrían perdido algo si estuvieran más producidas. Siempre me ha preocupado más las canciones y las letras que la instrumentación o la producción.
Pintas todo el diseño de tus portadas. Las imágenes son bellas pero al mismo tiempo provocativas, provocadoras y muy sexuales. ¿Qué quieres expresar a través de tus cuadros?
No estoy muy segura. Dibujo de forma muy inconsciente y escojo temas que me guste representar y sean interesantes para mí. Tienden a gustarme cosas difíciles, en música y arte. Hacer arte fácil nunca me ha atraído. Me interesa la dinámica de poder de la pornografía y la naturaleza explotadora de la misma, así como la política de género. Me gusta como es terrible pero estimulante y excitante al mismo tiempo. Como es repugnante pero también divertida. Me gusta la forma en que no se explica fácilmente y tiene muchos aspectos de la misma que son problemáticos. Me gusta la forma en la que es provocativa y divisoria al mismo tiempo.
¿Cuál es el medio en el que te expresas mejor? ¿La pintura o la música? ¿Y cuál es la diferencia entre ambos procesos creativos para ti?
Probablemente disfruto más de la música, pero intento hacerlos las dos de la forma más inconsciente posible. La música es un proceso más fácil porque no tengo que limpiar montones de cosas después de hacerla. Que salga toda mi mierda en el arte es algo molesto. Aunque puedo ver películas mientras dibujo, en cambio, no puedo escribir canciones mientras…
Roses Always Die es el segundo disco que grabas con Geoffrey O’Connor. ¿Por qué lo escogiste?
Geoff es un buen amigo y es genial trabajar con él. Es muy bueno grabando, además de amable y generoso. He disfrutado muchísimo grabando los dos discos con él. Socializamos mucho junto y tenemos muchos amigos en común. Lo adoro.
¿Cómo fue el proceso de grabación?
Sencillo y agradable. Grabamos en un día toda la música y la voz durante otros cuantos días. Normalmente solo hago una o dos tomas como mucho, así que la grabación no ocupa demasiado tiempo. Creo que ayuda que siempre he ensayado bien y sé exactamente como quiero que las canciones salgan cuando voy a grabar. Geoff es genial y trabaja rápido. Solemos trabajar rápido y luego tomarnos una copa de vino. (Risas)
¿Cuáles son tus planes para lo que queda de año? ¿Estás trabajando en material nuevo?
Mierda, ¡el año casi se ha acabado! Tengo varios directos pendientes, he tenido un gran año así que podría intentar relajarme. Pero si, estoy siempre trabajando en nuevo material. Ahora mismo tengo suficiente para otro nuevo disco, intentaré hacer algo para para el nuevo año.
Aquí tenéis el disco para escucharlo en su bandcamp. Imprescindible: