En los albores de la humanidad, sentarse alrededor de la hoguera a compartir historias fue uno de los pilares de la cultura y de la comprensión de la identidad. Esta necesidad básica de fabular y compartir sigue formando parte de nuestra naturaleza. Y encuentra una de sus formas más divertidas en la improvisación teatral.
Un escenario vacío, decorado únicamente con un par de sillas. De repente aparecen dos actores, con actitud relajada, desenfadada. Se dirigen al público y lanzan una pregunta. ¿Alguien tiene algo con lo que sueña o algo que teme especialmente del futuro?
Entre las múltiples propuestas, eligen la que les parece más jugosa como premisa. Empiezan a hacerle preguntas a esa persona del público, cuya historia constituirá la espina dorsal de toda la improvisación, que dura exactamente 52 minutos.
Esto es Middleditch And Schwartz, un espectáculo absolutamente brillante, delirante, donde la impro se eleva a la categoría de obra maestra.
Thomas Middleditch y Ben Schwartz son grandes actores y unos improvisadores monumentales. Son divertidos, ocurrentes y fresquísimos. Logran dar vida a situaciones cotidianas, que poco a poco van cobrando un aire cada vez más absurdo, con giros absolutamente desternillantes.
Además, es muy divertido ver que cuando se equivocan (por ejemplo, si olvidan el nombre de alguno de los personajes o se les escapa algo), explotan el error y lo aprovechan para provocar todavía más carcajadas.
Es sin duda alguna lo más bestia que he visto en impro, y en los 52 minutos que se ponen como tope logran crear una historia coral divertidísima, con varias tramas e interacciones delirantes entre personajes.
En Netflix puedes encontrar tres de sus espectáculos junto a Middleditch And Schwartz: Parking Lot Wedding, Law School Magic y Dream Job. No te lo pierdas.