Muchos desconocerán a Joe Henry y su música, otros no sabrán que ha publicado ya 13 discos, trece delicias sonoras imprescindibles. A otros a lo mejor les suena como uno de los productores musicales más buscados, con él han trabajado gente como Bonnie Raitt, Lisa Hannigan, Allen Toussaint, Salif Keita, Aaron Neville, Madonna, Mary Gauthier, Elvis Costello, Loudon Wainwright II, Aimee Mann, Bettye Lavette, Solomon Burke y muchos otros, no acabaríamos si tuviera que mencionarlos a todos. Su tarea como productor le ha valido un Grammy. Para muchos es desconocido y no se entiende, porque es uno de esos músicos con mayúsculas que hilan fino con sus melodías. Un gentleman, elegante y directo, su música no necesita artificios ni decorados, buena prueba de ello son sus directos.
En esta ocasión presentaba su último disco, Invisible Hour acompañado únicamente por su guitarra acústica, un piano y su hijo Levon Henry al saxo y el clarinete. En su anterior visita ya le acompañó, aunque en aquella ocasión también traía a una de esas bases rítmicas de infarto que perfilan la música a la perfección como son Jay Bellerose a la batería y David Piltch al contrabajo. Esta vez Henry estaba solo ante el peligro. No le hace falta más que su voz sentida y su guitarra. En algunos momentos su hijo no estuvo a la altura. Contó además con la colaboración de su gran amigo, el maestro Javier Mas que al principio parecía un poco perdido. Ya lo invitó en su último concierto en la ciudad.
Pero aunque estuviera el solo, como he dicho antes no le hace falta más que su voz tan personal y única, sus melodías y sus letras, su guitarra o un piano. Su música te atrapa, te encandila, te cautiva, te emociona. Emoción se la palabra que mejor define la música de Henry y lo que transmite sobre el escenario. Silencio respetuoso para escuchar a un maestro sobre el escenario. Canciones íntimas, poéticas, melancólicas y emotivas que te llegan al corazón. Canciones que solamente alguien como Joe Henry puede convertir elegantemente en canciones redondas que suenan a la perfección, sin artificios, sin aditivos, puras y sencillas. Canciones poderosas y frágiles al mismo tiempo, el perfecto equilibro de la música de Joe Henry. Eso es lo que pudimos escuchar en su concierto en Luz de Gas dentro del BCN Guitar Festival. Un maestro emocionándonos.
Foto: Jordi Vidal