SECRET UNIVERSE IV
GEORGE WIDENER
Hamburger Bahnhof, Berlín
Con su serie de exposiciones Secret Universe (Universo secreto), el museo de arte contemporáneo de Berlín tiene la intención de ofrecer monográficos que exploran artistas que han sido ampliamente ignorados por el arte establecido. Esto se traduce en una colección de artistas hetereogéneos, particulares y, en el caso que nos ocupa, algo perturbadores.
Atención, este artículo contiene SPOILERS. Si quien lea esto prefiere descubrir la obra de Widener sin ninguna información externa (cosa comprensible y, en mi caso, deseable), puede dejar de leer inmediatamente y dedicarse a contemplar las imágenes.
A primera vista, si uno entra en la sala sin saber nada de la obra, lo primero que percibe es la estética tan particular de las obras de este artista de Kentucky. La mayoría de ellas están hechas sobre papel, concretamente sobre papeles viejos o reciclados. Pero lo que más llama la atención es la presencia dominante de los números. Cifras, años y fechas dominan el panorama. Y esas líneas tan finas que conforman el fondo gris son… ¡más números y fechas!
Todo ello está dispuesto de forma harmónica y ligeramente naíf, como si fuesen obra de un estudiante que lleva años aburrido en el mismo rincón de un aula polvorienta y olvidada. Una obra obsesiva pero no exenta de poesía.
Cuando se empieza a leer las palabras y pequeñas frases que poblan la obra, va quedando claro cuáles son los temas que le interesan al artista: los calendarios, los cálculos, la numerología, los datos históricos, los algortimos. Ese tipo de cosas. Imaginaos a Tintín descubriendo un estudio secreto donde vive recluso desde hace lustros Maximillian Cohen, protagonista de pi. Las paredes de este estudio podrían estar cubiertas con los dibujos de Widener.
Quizá mis obras preferidas son las relacionadas con aviones y con el Titanic, que combinan sus propios cálculos con hechos históricos reales, como el hundimiento del Titanic. Por ejemplo, cuando examinaba el listado de víctimas del transtlántico, el artista encontró un pasajero que se llamaba precisamente George Widener, de modo que en su dibujo incluyó su fecha de defunción como si fuera un alter ego del pasado. Sus dibujos sobre aviones son tan atractivos como perturbadores. Widener se ha dedicado a hacer un directorio de accidentes aéreos en todo el mundo, y llega a proponer un calendario de posibles accidentes futuros.
El catálogo de la exposición incluye una afirmación de lo más evocadora: “Con imágenes basadas en algoritmos secretos, Widener quiere ofrecer entretenimiento inteligente para los superordenadores inteligentes del futuro, para inclinados positivamente hacia la humanidad. Widener está convencido de que en el año 2.045 los cerebros humanos se fundirán con los ordenadores más avanzados y la conciencia se convertirá en software”. Fantástico.
Hay un dato biográfico a mencionar. Fue lo primero que me dijo la persona que me recomendó la exposición, aunque preferiría no haberlo sabido hasta más tarde. George Widener padece el síndrome de Asperger, que forma parte de la familia del autismo. Parece ser que uno de los rasgos característicos de los afectados por este síndrome es una gran memoria selectiva. En la exposición se incluye un vídeo muy tierno donde vemos a George Widener interactuando con su amigo Kim Peek, que sirvió de inspiración para la película Rain Man.