Mike Flanagan ha vuelto a hacerlo. Nos ha regalado otra historia de las suyas. A la espera de su adaptación de La caída de la casa de Usher, el clásico de Poe que en su momento adaptó Roger Corman con el gran Vicent Price como protagonista, nos llega El club de medianoche. La serie de Netflix adapta las novelas juveniles de Christopher Pike. Flanagan es un gran lector, de terror, además, y así lo demuestran sus adaptaciones televisivas. Tanto The Haunting of Hill House como La maldición de Bly Manor adaptaban obras de Shirley Jackson y Henry James, respectivamente. No es dato baladí que Mike Flanagan nació en Salem. Ahí lo dejo.
En El club de medianoche, Flanagan dirige los dos primeros capítulos, pero también escribe y por supuesto, produce junto a Leah Fong. Han compartido la dirección con él Axelle Carolyn, Emmanuel Osei-Kuffour, Michael Fimognari, Morgan Beggs y Viet Nyugen.
La premisa de la serie es la siguiente: en una casa hospicio para jóvenes enfermos terminales, los huéspedes se reúnen cada noche en la biblioteca para contar historias de miedo. La casa esconde muchos secretos, oscuros secretos.
Mike Flanagan no hace solo terror. Sus series te asustan, cierto, pero también emocionan, te hacen llorar, profundizan en los personajes y por supuesto, en sus miedos. Cada historia que los jóvenes cuentan, aunque sean inventadas historias de terror, en realidad hablan más de ellos de lo que quieren admitir. Es una forma de exorcizar sus temores. El mayor de ellos, la muerte, que está a la vuelta de la esquina.
La protagonista de El club de medianoche es Ilonka (Iman Benson) que tras ser diagnosticada con un cáncer de tiroides terminal decide ir al hospicio llamado Brightclift en busca de respuestas. Allí, una joven se curó milagrosamente hace años. ¿Qué secretos descubrirá? Muchos, cierto, pero también descubrirá el valor de la amistad junto a Sandra (Annarah Cymone), Kevin (Igby Rigney), Anya (Ruth Codd), Natsuki (Aya Furukawa), Amesh (Sauriyan Saptoka), Spence (William Chris Sumpter) y Cheri (Adia). En la casa les cuida la doctora Stanton (Heather Langenkamp) y el enfermero Mark (Zach Gilford).
Son muchos los personajes que pueblan la serie. Y que no solo habitan en la casa sino los escenarios que se imaginan los jóvenes en sus historias. Estas historias que cuentan también están protagonizadas por ellos mismo acompañados por todo un elenco que, si sois fans de Flanagan, no os costará reconocer. Siempre suele trabajar con los mismos actores y actrices.
Una de las cosas que más me ha gustado de El club de medianoche es la forma en la que trata el tema del cáncer y las enfermedades terminales, especialmente en los más jóvenes. Es un tema delicado que ha sabido tratar con maestría. Y todos y cada uno de las y los protagonistas están brillantemente interpretados. No resulta difícil conectar con ellos y sus historias, con sus anhelos y sus miedos, con sus esperanzas, porque las tienen, a pesar de todo.
No quiero revelar mucho más, para no hacer espóilers. Pero quiero destacar especialmente el séptimo episodio, “Anya” dirigido por la directora Axelle Carolyn. Un capítulo que marca un punto de inflexión en la serie. Una pequeña joya que se centra en el personaje de Anya. No os digo más, vedla y disfrutar. Y preparar algún pañuelo, que lo vais a necesitar.