Cuidado, quema. Y es que cuando pienso en Dante Alarido me vienen a la mente tormentas de fuego, bombas lapa y napalm. Así es él. Un poeta incendiario, mítico, profético y salvaje. Una apisonadora elegante y apasionada que cautiva al público con sus imágenes, sus mechas, su palabra de acero afilado y embriagador. Habitual del Poetry Slam Barcelona, el Slham, el Santako Poetry Slam, el K.O. de la Papa y mil recitales más. Ganador del III Campeonato de Nacional de Poetry Slam España. Antes de salir corriendo a verlo y escucharlo, puedes leer la entrevistaca, verlo en vídeo y leer cinco de sus poemas. Con todos ustedes, Dante Alarido.
¿Por qué poesía?
Por el paro. El paro es como las drogas, el paro te vuelve loco. Me sobraba el tiempo, de modo que quise dedicarme al crimen desorganizado, pero me faltaba infraestructura y talento, así que lo único que llegué a perpetrar fueron cuatro o cinco poemas. Y cogí carrerilla.
¿Hacia dónde va tu poesía?
Hacia dónde va, de dónde viene, son grandes preguntas trascendentales cuyas respuestas siempre terminan siendo perfectamente inútiles. Sólo el tiempo lo dirá. Una vez leí en el prólogo de un libro de cocina que la buena comida, como la buena poesía, ha de incitar al silencio.
¿Qué poetas te han influenciado más?
Mi padre, aunque nunca haya escrito una sola palabra. Además de Ingmar Bergman, García-Alix, H. Keenan James, J. Peter Witkin, Winsor McCay, Steve McQueen (el director), Simon Bisley, David Fincher, Palahniuk, Cronenberg, Miguelanxo Prado, E. Vedder. G. Doré. Dalí. Edgar Ende. Neil Gaiman. Loriga. No, me estoy equivocando, esos no son poetas… pues no te sabría decir.
¿Cuál es tu poeta actual preferido y por qué?
Batania. Aun a riesgo de sonar complaciente o qué sé yo. Leer a ese Neorrabioso le da a uno ganas de “escribir como si escribir realmente sirviera” y lo digo al margen de pintadas y visiones populistas de la poesía, al margen del personaje. El tío es un fanático. Supongo que me atrae por el desengaño. O la respuesta a ese desengaño.
Me enseñaron que si estudiaba, no probaba las drogas, terminaba las cosas que empezaba y no perdía la calma y la paciencia por nada de este mundo ni del otro tendría una vida saludable y plena. Y me empeñé en ello. Y me convencí de que toda esa salud y plenitud me serviría de algo o me salvaría de algo. Pero un día uno se levanta y se pone los zapatos de alguien y se pasea por su propia vida como por la vida de un extraño. Nada tiene que ver con él. Y creo que eso se debe fundamentalmente a que no me educaron para tomar decisiones. Ahora necesito vivir como si vivir realmente importara. Y leer a este tipo invita a ello.
Y como profecía dejo dos nombres: Alba Torrebejano y Daniel Martínez Bauzá.
Kamikaze
Nos veremos en abril.
Tú dirás cuánto tiempo y pensaré:
cuánto tiempo y cuánta nada
desde la última vez.
En abril,
ambos tendremos las ideas más claras
y absolutamente nada
que decir.
Cuánto tiempo
desde el primer tatuaje,
cuánto tiempo sumergiendo
la necesidad en indolencia,
ahogándola en la pica,
en cualquier parte.
Cuánto tiempo sin saber
cómo dormir ni dónde poner las manos.
Pero aún me queda pólvora en los labios
y ninguna mecha por prender y sé que guardas
la última cerilla de este mundo bajo tu lengua
o donde crees
que no me atreveré
pero ahora sólo
eres alguien
a quien solía conocer.
Hay noches de exceso y noches de ayuno.
Pero todas pesan por igual. ¿Tienes fuego?
Ya queda poco,
en abril ponte tus zapatos rojos
y sigue el camino de luces amarillas.
Esto nunca fue Kansas
acelera,
el destino de los vivos y el de los que llevas
dentro está escrito en las líneas
de la carretera.
Esperando a que tú lo leas
serpientes de asfalto esperándote
acelera,
lenguas de fuego encadenadas en un círculo perfecto
así gira la rueda
acelera.
A la anatomía humana
le falta cierta válvula, no sé,
siempre hay alguien diciendo
tengo que hacer algo y no sé qué.
Tengo que saberlo ya
o no sé lo qué haré.
Pero nunca hace nada.
Mañana lo verás de otra manera
o es mejor no pensar
pero así la gira la rueda y mañana
volverá a empezar.
Uno nunca se desintoxica,
sólo se engancha a cualquier otra cosa más fuerte.
Pero esta vez sé exactamente
lo que hay que hacer.
Ahora nunca es el mejor momento
pero es tan mala idea como cualquier otra
así a que ahora voy a poner
esto en tus labios.
Tómalo si quieres.
No te diré cuidado,
no te vayas a quemar.
No te diré despacio
te digo hazlo ahora y de un trago
pero hazlo sólo
si todas tus palabras fueron avispas
si cada gota de tu sangre fue antes espina
si despertaste desnuda y envuelta
en vapores de fiebre púrpura o amarilla.
Si para sobrevivir diste al traste con tu vida
si te desfiguraste frente al espejo
hasta poderte reconocer
si hasta los veinte te empeñaste
en llenarte la cabeza de matices
y desde ya no recuerdas cuándo
sólo intentas desaparecer.
Hazlo sólo si te creíste parte
de una espina bífida
arreglada por cirujanos natos
para el bien global.
Sólo si saboreaste
lo amargo y fecundo del esperma
y el escalofrío de la vida al entrar.
Y al salir el cascabeleo de la muerte
rozando tu paladar.
Tómalo sólo si alguna vez
lo has querido probar.
Sólo entonces. Sígo aquí.
Puede arder fuera
o puede arder dentro de ti.
Sea como sea,
para cuando tú llegues
yo estaré muy lejos
de abril.
Siete millones
Hay días insufribles
como uñas en pizarras
y rastrillos en gargantas,
como rechinar de dientes
contra tenedor.
Hay días víctimas
de negligencias hospitalarias
adoptados por padres-dolor de muelas
y madres hechas de jaqueca y paracetamol.
Días como camiones cisterna
educados para inflamarse hasta reventar
en el barrio de las hemorragias
donde a las cicatrices se las apedrea
para verlas sangrar.
Días que por las noches sueñan
con canciones de cañones y napalm
y fotoperiodismo de guerra hecho realidad.
Días que aliñan las heridas siempre
con un poco más de sal.
40
Y de todos, los domingos son lo peor.
Roen los bordes de la paciencia como ratones
entorno trozos de carne muerta
cuyos contornos acaban pareciéndose a la huella
que dibuja el hambre entre Zambia
y el Sahara Occidental.
Y juegan en parques
con minas anti persona y niños-úlcera
al son de las trompetas
de un desafinado juicio final.
Días que a los dieciséis se pegan
con hombres-mordisco-de-perro
por mujeres de copa-raya-y-paliza
que terminan siendo
niñas de tiro en la sien.
Niñas mal-enamoradas
que a falta de maña y a fuerza de años,
aprenden a matar realmente bien.
Armas de destrucción masiva.
Sólo ellas, las chicas
de corazón de uranio empobrecido
saben besar a un cristo
clavado en una cruz de miel.
Marías Magdalenas
tiernas y afiladas
como bizcochos de zarza
a las que un gramo de dolor ajeno basta
para poner a cien.
Esas que de un bocado
clavan en la piel
rosarios de locura
y cuentos eslavos
que nunca acaban bien.
Pero todas ellas,
como todos esos días
y como todo en esta vida, pasa.
Y yo los dejo pasar
con la puerta cerrada y tumbado en la cama
como sobre un millón de gatos-de-alfiler.
Un millón de gatos
son siete millones de vidas,
y el aullido de siete millones de voces es algo
contra lo que no hay nada que hacer.
Siete millones de espinas
que yo quisiera arrollar como un tren
de mercancías
abriendo la noche en canal
hecho de luz y de ruido al fundir las vías
de los campos hipodérmicos del mundo
y hacerlo despertar
empuñando las cabezas
de todos los gobiernos
como tablas de la ley
y como único mandamiento
un “ya-no-queda-nada-que-perder”.
Y como un ciempiés mecánico
inundar ésta y todas las ciudades de pánico
y proclamar la era
de la fiebre y de la fe:
Fe en el sueño de millares
y en la voz de uno,
Fe en el rumbo descomunalmente escrito
en el vientre de una madre
Fe en que el hambre y la verguenza
no vuelvan a llenar bandejas de comedor escolar
y que los maestros entiendan
lo que es hora de enseñar
Fe en que hay más mortero
en una sola palabra
del que los cimientos del miedo
y el muro ciego de la represión
saben soportar.
Fe en poder comer arroz con algo más.
Fe en viejos gritando en aceras y balcones
todo cuanto no debo olvidar,
fe en jóvenes sin marcas de naciones,
ni miembros amputados
Fe
en que todo cuanto amo esté,
por esta vez, de mi lado.
Legión
Mírate. Tú. Libre.
Libre de anzuelos entre líneas,
grandes esperanzas
crueles intenciones
y promesas al atardecer.
Libre,
como siempre quise que te vieras
como siempre te quise ver.
Libre de las voces y las luces
que te desvelan
y de la sombra umbilical
que te ata a mí,
que te aleja de mí. Mírate.
Tú que fuiste legión y vanguardia
de los ejércitos de la locura y la razón,
estruendo de niña, niña de almendro
y frotar de pies bajo edredón.
Tú que fuiste
trazo de tiza, paciencia caliza
desespero volcánico y magma y ceniza
de una Pompeya
en la que sólo ardieron dos.
Porque todo lo bello debe morir
antes de la resurrección.
Mírate ahora,
estatua de sal bañada de sol;
en tus muñecas, salida de emergencia,
cianuro bajo tu lengua y en tus labios
rojo letal.
Tú que fuiste
lago sin orilla, orilla del Aqueronte
y semilla y horizonte del bien
y del mal.
Mujer de aguas rotas
devorando al gran Dragón Rojo
sin la ayuda de Dios,
con la luna a los pies
y el Uroboros en la boca, tú,
arrodillada y ofrecida a los demonios
como la propia Babel,
Mírate ahora, más tú que nunca
vestida de tinta y de cuervos,
con tu corona de espinas
y tu puño de hierro,
sobre tu reino de brujería y fantasmas
con máscaras de espejo
que sólo reflejan
tu se mira pero no se toca
y tu rampa de coca hacia el cielo,
tú, criada por Fobos
bajo el signo de Marte para ser
cimitarra danzante
Mnemósine sin Leteo,
Medusa sin Perseo, Equidna sin Tifón
y crudelérrima verdad con y sin razón,
tú que vuelves a mí siempre
recién tatuada por otra nueva canción.
Que sufres por tu muerte
como la última
de una especie en extinción,
mírate ahora como te miro yo.
Como carne contra cuchillo
voluntad de vida contra pena de muerte, meteorito celeste
y Mujer de piedra saliendo del agua,
como Ícaro de vuelta
llevando bajo el brazo las alas
o la parte de Ulises que se tragó el mar.
Como Pétalo de lágrima,
lágrima de piedra sobre mármol
de lápida y vértigo en la torre de nácar
y marfil tú, página arrancada
del diario de Mary Read,
rosa de los vientos
y dislexia de alfabetos
aún por escribir, cinabrio rojo y principio alquímico del fin
sobre noches de carretera y speed
mírame ahora que todos están mirando,
ahora que soy
rastro de opio en la pipa de Baudelaire,
mota de polvo en las gafas
de Hermann Hesse
y único amigo del reo Raskólnikov,
diente de hidra en el zurrón de Jasón
y Jonás destripando a la ballena
desde el interior,
tormenta después de la calma
y Tántalo abierto de piernas
al hambre la sed y el dolor.
Cuello de Ganesha, brazo de Shiva
y piel de tambor vudú,
sonrisa de pobre, urticaria de rico
óxido en pico de oro y loro
disecado en botella de vidrio,
hombre bala con sangre de pólvora
y rastro de Gala en dedos de Dalí,
Y cuenta atrás
para amanecer nuclear
al que llamaron Trinidad.
Porque contigo y sin ti soy
Décima plaga en Egipto
Noveno círculo del infierno
Octava que separa
el grito de la guerra
del canto que celebra
la Resurrección del Vivo,
Séptimo sello abierto a la nada,
Sexto mandamiento
salpicado de esperma en la cara
Quinto jinete del Apocalipsis
sin caballo ni Armageddón
cuarto acolchado de luz blanca y ariprazol
Tercer ojo del Ajna
Segundo principio de la termodinámica
y desgarro de primer y espantosamente único
amor.
Y si cierras los ojos
seremos la luz que encienda
el primer reactor de fusión.
Hieraco
Queréis chicas con cabellos de oro,
lenguas de plata,
tobillos de bronce y
cráteres de luna en la mirada.
Chicas de tú primero y sienes sanas
de esas que dicen
lo importante es participar
y sonríen así cuando pierden
y sonríen igual cuando ganan.
Yo prefiero
meteoros en las entrañas.
Yo quiero
una esfinge de metales pesados
con un fuego de llaves
y un laberinto en cada mano.
Queréis olor a playa en invierno
y a otoño en dulce y melocotón,
nudos de cereza
detrás de las orejas
y vuelos sin colisión.
Yo prefiero Babilonias
y el ajedrez del diablo.
Porque cuando el verano asfixie
el melocotón se pudra
y el tiempo de las cerezas pase
Será ella
quien os triture bajo tacones de titanio, uñas de kevlar y vocación de tomahawk.
Lleva media alma rapada de rebeldía
y ríe, absurda y alegre
con el mismo bombo y platillo
con el que los explosivos
anuncian su propio final y duerme,
tranquila y absoluta, en lo alto de su
eso está bien
y eso está mal.
Y se llena de cables de todos los colores
y que si ahora verde blanco rojo roto azul aciano
y yo daltónico perdido instinto de alicates
hocico de artificiero y ella: hoy
explotas tú.
Y amo
que me haga ir con cuidado
y no descuide sus venganzas,
que su rencor sea inaguantable
como una quemadura química bajo el grifo
y a menudo apriete el gatillo
sólo para hacerlo sonar.
Que lleve un pero bajo cada sí,
y una promesa rota en cada ojo:
la del regreso, la del olvido del otro.
Que entre límite y cadena escoja vómito.
Que desayune santos y escupa satanases.
Que me cuente a mí entre sus pintalabios
y no desdeñe el semen como maquillaje.
Que me destroce como un choque múltiple en la A-2
Que para besarla haya que ser más trueno que hombre y para volver a hacerlo
más perro que león.
Que ansíe conservarlo todo y no tema
mis estigmas de neón.
Que prefiera matar hombres a matar lirios
y que no hacerlo la haga hervir.
Que empuñe un libro como quien empuña una bomba lapa y sepa
doblar las líneas negras de los mapas
y encuentre jirafas en los posos del té.
Que viva
con el hematoma de la supervivencia
palpitando siempre bajo la piel.
Amo que sea bella
como un colegio ardiendo.
La amo porque ella es
todo viento,
y yo,
siendo trémulo,
en ella siento
fuego.
Yo, que en las manos cero
y en las horas nada
Que en el cielo vértigo
y en los puentes miedo
Que sólo en algo
contra lo que desgarrarme
creo
yo que en las muelas yesca
y en las muelas pedernal
Soy en ella,
ojo de ciclón
fémur de huracán.
Niño
Niño,
vendrá la vida con su árbol blanco
y en sus ramas leerás
rinoceronte
y querrás pegaso y cartabón.
Y se crecerán sus hojas
hasta llenarte la boca de llanto
y de impotencia de analfabetismo posnatal.
Vendrá la vida con su árbol blanco
de púrpura amargura
de fiebre y agonía
de otros con memoria
y abonará tus campos
con los fracasos de tu padre
con los fantasmas de tu madre
y se enmarañarán de certidumbre
tu asombro y desconcierto.
Te dirán
la verdad
te hará libre
la belleza
te salvará del tiempo
pero no debes creerlos.
No los creas. Tú
no los creas.
Pues sobre el cadáver
del monstruo bicéfalo,
sobre quimera
de belleza y verdad vencidas
sólo anida
la sed y el abismo insomne
de rebeldía.
Y en sus ramas leerás
rinoceronte
Y querrás pegaso y cartabón.
Y se crecerán sus hojas
hasta llenarte la boca y en ellas
leerás que no eres
sino el trueno de lo que escondes
la monstruosidad
que te retuerce y agota
el gigante
susurrándote granito en la sangre.
Eso eres
niño,
lo que aborreces y ocultas.
Todo lo demás:
muerte empalizada
manojo de malezas
rastrojo a puñados,
nada.
increible la entrevista. Hace unos meses lo descubrí en youtube, me fascino, soy poeta, y estoy entrando en el mundillo de los recitales y cada vez estoy mas fascinado.