Menuda premisa, los dos primeros grandes superhéroes de la historia del cómic pegándose de lo lindo. Batman y Superman son aliados en el universo DC pero de vez en cuando no han dudado en enfrentarse y pegarse unos cuantos supermamporros. Las historias del dúo han tenido bastante éxito entre los lectores de ambos títulos, por eso, Hollywood no iba a desaprovechar la oportunidad de mostrarnos la épica superbatalla entre los dos titanes del universo superpoderoso. Batman v. Superman: el amanecer de la justicia es el resultado.
Aunque los aficionados al cómic nos emocionamos ante cualquier anuncio de nueva versión cinematográfica de nuestros superhéroes favoritos, también nos tiemblan las piernas y un escalofrío de terror nos recorre el cuerpo. Primer aviso para navegantes, Ben Affleck es Batman. ¿En serio? Vaya, ¿pero no era Daredevil? Affleck queda mejor como superhéroe ciego que como el murciélago más peligroso de Gotham, aún así, le dimos el beneficio de la duda. Malgastado. Creo que ha conseguido lo impensable, que haya odiado durante unas horas a Batman, uno de mis personajes favoritos de cómic.
Ya os hablé en su momento de Man of Steel. Podéis leer la reseña aquí. Aunque no era ninguna obra maestra, devolvía al personaje una credibilidad que parecía haber perdido gracias a un reparto acertado y una historia entretenida, aunque a veces las larguísimas luchas parecían lastrarla, ¡gracias 3D! (nótese el tono irónico). Al salir del cine tras ver Man of Steel, lo hacías contento, no habían hecho ningún truño. Al terminar de ver Batman v. Superman te dan ganas de pegar a alguien, seguramente a Ben Affleck y después a los que escribieron el guión. No hace falta que os cuenta la cantidad de memes, bromas y chascarrillos que la película ha generado. Los diálogos son tan penosos que a veces parece que estamos viendo una comedia de tres al cuarto y no la lucha encarnizada entre dos de los hombres más poderosos del universo. Atención SPOILER, ese amor de madre que une a los dos protagonistas y los convierte en aliados de golpe, da casi ganas de vomitar. “¿En serio tu mami también se llama Martha? Ay, qué bonito. Ven aquí Bati, dame un abrazo”. ¿Hace falta que diga más?
El malo en esta ocasión es Lex Luthor interpretado por Jesse Eisenberg. Tampoco se salva de la quema. Eisenberg interpreta a un Luthor totalmente desquiciado, demasiado. Pasa de parecer cuerdo a volverse loco de golpe y porrazo. ¿Ha habido tijeras? Recuerdo con cariño a Gene Hackman, hasta en sus momentos delirantes tenía un estilo que al personaje de Eisenberg le falta.
Uno de los grandes atractivos de la película, prácticamente lo único positivo, es la aparición de Wonder Woman. ¡Por fin! La primera gran superheroína del cómic en la gran pantalla. Se merecía su propia película hace siglos, la tendrá el año que viene. Nos pusieron los dientes largos con las imágenes antes del estreno de esta lucha encarnizada entre Batman y Superman, prometían. Y mientras veía las más de dos horas y pico de película me preguntaba, ¿pero cuándo demonios se va a poner el maldito traje Wonder Woman? ¿Cuándo va a pegar mamporros la amazona más famosa y poderosa del universo? ¡Pero si sale 5 minutillos de nada al final de todo! Venga ya… Primero si eso que se peguen los machotes, no le dejamos demasiado rato a la muchacha, no sea que se crea que es más poderosa que ellos. Eso si, durante la película luce cada modelazo apretado y escotado que ni os cuento. El personaje se merece más.
Tendremos película de la JLA en un futuro y Batman y Wonder Woman volverán a retomar sus papeles. Si Ben Affleck sigue siendo mi adorado murciélago, que san Bob Kane nos pille confesados. Gal Gadot recibió muchas críticas, sus antecedentes cinematográficos más reseñables son Fast & Furious, pero ha aprobado su estreno cinematográfico, aunque sus apariciones son tan escasas en la película que habrá que esperar a ver si como protagonista absoluta da la talla. El personaje se lo merece.
Próxima parada Capitán América: Civil War. Estreno 29 de abril.