Llevo muchos años esperando a que llegara el momento de poder pronunciar la siguiente frase: “No os perdáis lo último de Star Wars, porque es una maravilla”. Sí, amigo de una galaxia muy, muy lejana. Star Wars: Andor es lo mejor que he visto del universo creado por George Lucas en muchísimo tiempo.
Vale, ya sé lo que estarás pensando. ¿Qué pasa con The Mandalorian? Sí, la serie de nuestro querido cazarrecompensas funcionaba muy bien, y tenía ese aire de western clásico tan atractivo, pero no dejaba de ser un producto Disney (asesino convertido en niñera del espacio) y tuvo el final más decepcionante que podría haber imaginado (una sala con los mejores cazarrecompensas de la galaxia y tiene que venir Luke Skywalker a hacer un deus ex machina para salvarlos).
Andor está a otro nivel. La serie es una precuela de la película Rogue One, y explora acertadamente la oscura dimensión política y social de los inicios de la Rebelión.
La serie encaja dentro de la gran narrativa de las trilogías galácticas, incluyendo personajes conocidos como Mon Mothma, Saw Gerrera o el propio Cassian Andor, que ya apareció en Rogue One. Pero aquí no tenemos ningún tipo de encorsetamiento narrativo (¿alguien dijo Kenobi?), sino que el director ha tenido libertad absoluta para explorar nuevos planetas, razas y culturas de este universo vasto y fascinante.
Y lo hace generando encanto a cada momento. Al contrario de lo que ha ocurrido en las últimas entregas de la trilogía, aquí la narrativa tal vez sea a una escala menos épica, pero las tramas son fascinantes, los conflictos creíbles y los personajes interesantes.
A destacar el triángulo actoral formado por Diego Luna (que da vida esplendorosamente al discreto pero resuelto Cassian Andor), Stellan Skarsgård (que pone la piel de gallina encarnando a Luthen Rael, nuestro nuevo héroe preferido) y a Genevieve O’Reilly (que interpreta magníficamente a la compleja Mon Mothma).
Uno de los aspectos más destacados de la serie, que la diferencia radicalmente del resto de productos Disney/Star Wars, es su oscuridad y crudeza. Aquí el tono es de drama humano en un contexto de lucha descarnada por la libertad, y nadie se anda con chiquitas. Comandos rebeldes lanzando ataques desesperados, espionaje, interrogatorios imperiales, intrigas en Coruscant… a veces casi parece un documental sobre lo que ocurría en la galaxia mientras los Jedis hacían sus cosas. Y que nadie me malinterprete, soy fan de los caballeros Jedi y de la mística de la Fuerza, pero esta serie a escala humana es tremendamente poderosa.
Otro aspecto que me encanta de la serie es que han logrado crear escenarios inmediatamente reconocibles y fascinantes: el planeta Morlana Uno (controlado por la corporación Preox-Morlana, asociada con el Imperio), el planeta Ferrix (donde vive Cassian y diversos agentes de la incipiente Rebelión), Aldhani (un fascinante planeta verde con una cultura ancestral, ocupado por el Imperio) y la luna Narkina 5 (donde se encuentra una cárcel en la que se viven momentos épicos).
El creador, Tony Gilroy, ha logrado crear su propio mundo paralelo dentro de nuestra adorada galaxia, y el resultado es conmovedor. Si de mí dependiera, sería el director perfecto para una cuarta trilogía.
Pero no solo de héroes vive el fan, y la serie ha introducido varios villanos memorables. Desde el subinspector Syril Karn (Kyle Soller) hasta Dedra Meero (Denise Gough), una metódica e implacable supervisora de la Oficina Imperial de Seguridad.
El único pero que le podría poner a la serie, el único pequeño bache, ha sido la nave de Luthen Rael, con un potencial demasiado exagerado y que desequilibra claramente las reglas del juego. Sí, verla en acción ha sido maravilloso, pero no encaja para nada en la lógica de las naves anteriores (y sobre todo) posteriores. Si hubiera existido más naves así en los años siguientes, la Rebelión hubiera acabado mucho antes con el Imperio, y sin despeinarse.
Dicho esto, Andor es una gozada absoluta, con buenas historias, grandes monólogos, mucha intriga, escenarios fascinantes y acción emocionante. Cada episodio es una cápsula de esencia Star Wars, y creo que es de lo mejor que se ha hecho sobre esta galaxia, tal vez lo mejor desde la trilogía original. Bravo. Por fin, los fans estamos de enhorabuena.