Este año me he marcado como propósito lector descubrir más literatura africana. Es una gran desconocida para mí. He leído poquísimo, aparte de mi adorado Ngũgĩ wa Thiong’o, escritor keniata que descubrí gracias a la editorial Raig Verd. También he leído a la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie. Por supuesto, es una escritora imprescindible. El egipcio Naguib Mahfuz. Y poca cosa más. Así que me he propuesto leer más libros de países africanos, lanzarme a la aventura de descubrir más. Mi primera lectura escogida ha sido Todo se desmorona del también nigeriano Chinua Achebe.
Chinua Achebe está considerado el padre de la literatura africana moderna. Nació en Nigeria en 1930. Creció en la ciudad de Igido, uno de los primeros centros de evangelización anglicana del este de Nigeria. Algo que muestra en su novela, de primera mano. Ha sido profesor de lengua y literatura en diversas universidades. Y es catedrático del departamento de estudios africanos de la Universidad de Brown. Todo se desmorona, que escribió en 1958, se ha traducido a más de cincuenta idiomas y ha vendido más de diez millones de libros.
En Todo se desmorona Chinua Achebe nos explica la historia de Okonkwo, un gran guerrero que mata accidentalmente a un miembro de su tribu y tiene que exiliarse durante siete años. A la vuelta a su tierra, dispuesto a recuperar el prestigio que perdió, se encuentra con la llegada de los primeros misioneros y autoridades británicos que cambiarán para siempre las costumbres de su pueblo.
Okonkwo es orgulloso y aguerrido, dispuesto a entrar en guerra si hace falta para defender las costumbres de su pueblo. Su padre, era casi un paria, y él tuvo que hacerse un nombre propio. Ahora es un buen granjero, tiene sus tierras, sus tres mujeres, es reverenciado en la tribu. Pero el destino ha decidido que perderá todo por lo que ha luchado y que tendrá que marcharse de su tierra. La primera parte de Todo se desmorona es donde conocemos a Okonkwo y a su familia, donde el personaje se nos define. Se nos cuenta su pasado y su presente.
En la segunda parte, Okonkwo y su familia se han trasladado a la tierra de su madre para vivir en el exilio. Allí conocerá las primeras historias de la llegada del hombre blanco y cómo afectará a una pequeña comunidad. También se hará un nombre, recuperará lo que perdió, se preparará para volver victorioso y recuperado a su tierra. El cambio está empezando a afectar a las costumbres de su gente, primero poco a poco, casi imperceptiblemente, pero luego inexorablemente.
En la tercera parte, Okonkwo regresa a su tierra, pero descubre que el hombre blanco, sus misioneros y sus autoridades británicas están empezando a cambiarlo todo. Empezará el choque cultural y su pueblo vivirá la servidumbre del poder como nunca se hubiese imaginado. La religión blanca empezará a colarse entre sus dioses y aniquilarlos, con cuentagotas, primero casi imperceptiblemente, pero luego a la fuerza. La decepción, la incomprensión, la frustración por no poder hacer nada contra las injusticias que cada vez son mayores, no solo por parte del hombre blanco, sino también de los conversos de su propio pueblo, cambiarán para siempre a Okonkwo, llevándole a su final trágico.
No puedo más que recomendar este libro para entender, a través de su protagonista, los cambios que sufrió Nigeria durante esos años con la llegada de los colonizadores imperialistas. Aquellos que venían a evangelizar y que en realidad se dedicaron a expoliar, maltratar y abusar de los habitantes del país, muchas veces con la connivencia de su propia gente.
Debolsillo! Tiene una biblioteca dedicada a Chinua Achebe en la que publica sus cinco novelas. Recomiendo no leer el prólogo de este libro antes de leer la novela, porque te destripa el final del personaje (no hay cosa que odie más), pero sí a posteriori. Chinua Achebe es un autor que ha mostrado la África y en concreto la Nigeria postcolonial en toda su crudeza, estoy deseando leer el resto de su obra y descubrir mucho más sobre la literatura nigeriana.
no entiendo absolutamente nada de esta historia pero gracias