Después de tres años, por fin, vuelve Sherlock. Se dice pronto, tres años. Es el tiempo que ha tardado en estrenarse la cuarta temporada de la serie. Con sus protagonistas ocupados con sus respectivas carreras cinematográficas, cuesta encontrar tiempo para grabar. No ha habido Sherlock, a excepción del especial navideño que nos ofrecieron con “La
Hace unos años y a manera de chascarrillo cinéfilo y fustigador corría por ahí un video de David Lynch haciendo apología de la experiencia cinematográfica. Para ser más concretos: se cagaba en los muertos de quienes viesen sus películas en cualquier otro lugar que no fuese la reverenciada sala, encarados frente a la gran pantalla.
…y me llevó hasta ella la curiosidad, el recochineo sistemático, la búsqueda obsesiva de lo inencontrable. Porque aunque todos mis colegas esbozaban una sonrisa condescendiente al escuchar el título, lo cierto es que pocos reconocían haberla visto de verdad. ¡Sólo referencias de oídas! “¿Te acuerdas de Paco, aquél que se sentaba en la penúltima fila
Cuesta decir cuándo ocurrió. Me refiero al deceso y entierro sin honores del héroe moderno. El tipo aquél con el que las audiencias solían identificarse por la sencilla y contradictoria razón de que poseía todo lo que ellos nunca tendrían: rectitud extrema, fe, sentido del ridículo… ah, y a la rubia. En los setenta ya
“He luchado a brazo partido con la muerte. Es la contienda menos estimulante que podéis imaginar. Tiene lugar en un gris impalpable, sin nada bajo los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin clamor, sin gloria, sin un gran deseo de victoria, sin un gran temor a la derrota, en una atmósfera enfermiza de tibio