Oscars 2013: patria y muerte
Se acerca la 85ª ceremonia del tormento (”¡qué horror! ¡Yo no veo esas cosas! ¿Cuántos Oscars tiene Sokurov, eh, eh, eh?”) y del éxtasis (“o sea, ¡la Watson iba supermona! No como la petarda de la Cameron, que parecía recién salida del Bershka”); esa que levanta ampollas entre los puretas irredimibles y pasiones entre cinéfilos