Llega una nueva entrega de la saga más épica de la galaxia, y con ella una nueva oleada de críticas y polémicas. Lejos de ser una serie de películas de aventuras espaciales entretenidas sin más, la saga por excelencia es un territorio delicadísimo en el que hay que pisar con cuidado para no hundirse como un caza estrellado en las arenas de Jakku.
A estas alturas, hay que satisfacer no a una sino a varias generaciones de fans de Star Wars, con sus antojos y exigencias. Ahí es nada. No querría estar yo en la piel de Rian Johnson, director que ha relevado a J. J. Abrams.
Yo, como unos cuantos de los que seguramente nos leéis, soy fan de Star Wars desde la tierna adolescencia, y crecí con la magia de la trilogía original. A todos nos cautivó ese universo de viajes interestelares, héroes picarescos, duelos de espadas de luz, extraños alienígenas y esa religión fascinante y poderosa que todo lo une y que tantas proezas permite.
En este nuevo episodio, seguimos las andanzas de la familia Skywalker. Los héroes que aparecieron en El despertar de la fuerza se unen a las grandes eminencias de la saga (Leia, Luke y Chewie) en una nueva aventura, en la que se desvelarán nuevos misterios de la Fuerza y descubriremos secretos del pasado.
He decidido que voy a ofrecer un pequeño listado de pros (▲) y contras (▼), y acabaré con una valoración global.
▼ La prolongación de lo evidente
El proceso de aprendizaje de Rey en la isla en la que vive Luke dista mucho de tener el aura de misterio de la trama de Dagobah, en el episodio V. Le sobra tranquilamente un cuarto de hora de metraje y acaba resultando pesado y redundante.
▼ Un error llamado Canto Bright
En general, toda la trama de Finn y la entrañable Rose en esta ciudad casino es bastante regulera. Una misión extrema para ir a buscar a un personaje misterioso, que acaba convirtiéndose en un alegato sensiblero y bastante ñoño en contra de temas tan absolutamente anticlimáticos como el maltrato animal o la crítica a los ricachones vendedores de armas. Esto es una saga sobre la lucha entre el bien y el mal, pero los claroscuros siempre han formado parte de su atractivo. Y la moralina de Disney resulta insoportable.
▼ Humor fácil y monigotes peludos
El momento de la plancha, Poe tomándole el pelo a Hux… El humor siempre ha estado presente en la saga, pero los chistes fáciles te hacen sentir un poco incómodo. Y en cuanto a esas pequeñas criaturas peludas sin sentido, que no aportan absolutamente nada y cuyo único objetivo es ser tremendamente adorables y transmutarse sin más en merchandising lucrativo, pues ¿qué queréis que os diga? Que por mí, haría que la estirpe entera de los wookies hiciera una gran barbacoa con ellos.
▼ La exageración como forma de ser
Una sola persona pilotando un crucero, una nueva habilidad de la Fuerza que me parece exagerada, el robot-bola convertido en un McGyver todopoderoso (su última intervención es bastante ridícula)… A Johnson se le ha ido un poco la mano con las reglas del juego.
▲ Personajes entrañables
La presencia de los veteranos de la saga (Luke, Leia y Chewbacca) le da a la película un pedigrí, pero los nuevos personajes están demostrando su carisma. A pesar de que a Poe le darías un bofetón en más de una vez, tiene su gracia. Rey parece una digna candidata a llevar sobre sus hombros el peso de la saga. Finn es un encanto. Rose resulta muy entrañable. Y Kylo Ren, Hux, Snoke y la capitana Phasma se han consolidado como unos malos bastante carismáticos. Incluso el extraño cameo de Benicio del Toro resulta curioso.
▲ Una estética impresionante
La estética de la isla de Luke es preciosa, el salón de Snoke es innovador a la vez que fiel al espíritu setentero de la trilogía original, y la batalla final en rojo y blanco es una verdadera obra de arte.
▲ La sorpresa constante
La escena en el salón de Snoke, la relación entre Luke y Rey, la elegante resolución de la batalla final… Uno de los aspectos más fantásticos de la película es la constante sensación de que nadie sabe lo que va a ocurrir (ni el público ni los personajes). Y esto, queridos frikis míos, es mucho decir en una franquicia tan formulaica como Star Wars.
▲ La magia de Star Wars
Este es quizá el aspecto más efectivo de la película. Desde que aparecen las letras iniciales acompañadas de la icónica música de John Williams y aparece una primera escena en medio del espacio, volvemos a ser niños dispuestos a vivir una aventura en el espacio. Magia pura, oigan.
▲▼Conclusión
A la hora de valorar mi experiencia con Star Wars: Los últimos Jedi, me encuentro en una situación curiosa y aparentemente contradictoria. Por un lado, tengo que admitir que tiene muchísimos defectos. Por otro lado, me parece la mejor película de Star Wars que se ha hecho desde 1983.
Por muchos agujeros que le encuentres, por mucho que te molesten algunas cosas, por mucho que sobre la moralina… Esto, amigos míos, es una buena película de Star Wars. Junto con Rogue One, lo mejor que he visto de adulto en un cine del universo creado por George Lucas.
Me consta que muchos fans están enfadados con Johnson por la película, y que lo acusan de mancillar la saga. Pero creo que el director se ha tomado una serie de libertades y ha hecho una película fresca, dinámica, entretenida, sorprendente y, lo más importante, que sigue siendo 100% Star Wars. Si vas al cine buscando errores, los encontrarás. Si vas con ganas de disfrutar de una aventura galáctica, lo harás. Tú eliges.
Ahora solo nos queda esperar un par de años para la siguiente entrega. Si El despertar de la Fuerza fue un claro calco del episodio IV y Los últimos Jedi tiene un poco la estructura de El Imperio contraataca, sin duda la siguiente entrega beberá de El retorno del Jedi. Imagino a una Rey con pleno control de la Fuerza, librando una batalla entre la luz y la oscuridad (¿os suena?).
Me lo he leído todo.