Neruda
de Pablo Larraín
Con Luis Gnecco, Gael García Bernal, Mercedes Morán
Pablo Neruda fue el alter ego literario de Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, poeta, diplomático y político chileno. Se lo considera uno de los grandes escritores de la historia de Chile.
Su obra poética estuvo ligada directamente relacionada con su posicionamiento político y su afiliación al Partido Comunista. Su implicación se consolidó durante el tiempo que estuvo asignado en España como diplomático, donde mantenía estrechoos lazos con los intelectuales de izquierdas. Vivía en Barcelona cuando estalló la Guerra Civil, y este suceso marcó su inclinación por la causa comunista.
Al volver a Chile, entró en política y se empezó a decantar por una poesía más comprometida con el pueblo. Su Canto General, publicado en 1950, fue la culminación de este pueblo. Es un largo poema épico en el que poetiza a todo el pueblo chileno y suramericano.
La verdad es que tenía muchas expectativas sobre este biopic. No me preguntéis por qué. Supongo que por romanticismo. No obstante, a pesar de que la película tiene buenos momentos, no me convenció en absoluto.
Neruda empieza con una presentación acertada y dinámica del personaje de Neruda en la esfera política, poética y amorosa. Lo vemos lidiando con la derecha de su país, interactuando con el Partido Comunista yviviendo la vida del poeta burgués. El punto de ruptura llegará cuando el gobierno empieza a perseguir y encarcelar a todos los comunistas declarados, momento en que Neruda y su entorno tendrá que pasar a vivir en la clandestinidad.
La historia se polariza con la aparición del inspector Peluchonneau (Gael García Bernal), que dará caza a Neruda para encerrarlo como el cerdo comunista que es.
Poco a poco, la cosa va cobrando tintes de film noir onírico, como si toda la vida de Neruda no fuera más que una prosa poética compuesta por él mismo.
La voz en off marcada por la poesía nerudiana nos acompaña durante toda la persecución, y es lo único que nos salva de morir de aburrimiento. Porque durante una hora larga, lo único que veremos es una concatenación de huidas y persecuciones, separadas por escenas caricaturescas que enfatizan el carácter particular del vate chileno, pero que no son más que un repetitivo baile de máscaras.
La interpretación de Luis Gnecco es acertada, pero está desprovista de grandes momentos. Y reconozco que me gusta el personaje de Peluchonneau, aunque Gael García Bernal está correcto, sin más.
Es curioso como se mezclan realidad y ficción en el personaje del inspector, y resulta ciertamente entrañable ver a Neruda siendo el foco de la admiración del pueblo. E incluso reconozco que, en tanto que poeta, disfruté viéndole escribir contrarreloj en la clandestinidad.
No obstante, pese a sus buenos momentos, esta road movie detectivesca no es lo trepidante que creo que pretende ser, y como película histórico-documental es correcta pero no alcanza la excelencia en ningún aspecto. Y en su recta final gauchesca, se hace tediosa y no alcanza la dimensión épica que parece perseguir. Y ni siquiera la preciosidad glacial de los paisajes del Sur compensan por la sensación de no ir a ninguna parte.
En definitiva, una pequeña decepción. Ahora voy a desempolvar el Canto General y leerlo en voz alta con esa “voz de poeta” suya tan característica. Al menos habrá servido de algo ver Neruda.