Chris Cornell se ha ido. Justo antes de un nuevo disco que podía redefinir la carrera de Soundgarden. Y se ha ido dejando atrás una carrera sólida, con algunos de los temas más influyentes de la década de los noventa. Su voz, junto con la de Layne Staley, Kurt Cobain, Eddie Vedder, Mark Arm y Mark Lanegan, definió el sonido de Seattle. Una voz que me acompañó durante toda mi adolescencia, y que ha seguido ahí en mi edad adulta.
Chris Cornell se ha ido. Y aquí está mi pequeño tributo. Un recorrido desordenado cronológicamente, aleatorio y totalmente personal. Mis diez canciones preferidas de Chris Cornell. Hasta siempre, Chris.
10. Soundgarden, Let me drown.
Empiezo este pequeño recorrido por la primera canción que escuché de Soundgarden. Año 1994. Mi hermano llegó a casa con un CD nuevo en la mano, la recomendación de ese mes de la prensa musical. Era la época pre-internet. Leías una crítica y te arriesgabas a dedicar tus ahorros a comprar un disco. Llegó a casa, lo puso en la cadena del comedor. Yo lo miraba, expectante. Así descubrí el Superunknown. Así entré en Soundgarden. Buf.
9. Alice in Chains, Right turn.
Cada una de las bandas de Seattle tenía su propio estilo diferenciado y su propia personalidad. Alice in Chains siempre fueron mi banda preferida. Eran densos, oscuros, y con ellos viajé por los parajes más abstractos de mí mismo. En su EP Sap se incluyó la canción Right turn, que incluía la voz de Mark Arm de Mudhoney y Chris Cornell de Soundgarden. Así salió el apodo cariñoso de Alice Mudgarden. Chris le aporta a la canción unos agudos espeluznantes.
8. Soundgarden, Beyond the wheel.
Después de vibrar con Superunknown, mi hermano y yo nos fuimos comprando cronológicamente todos los discos de la banda: Badmotorfinger, Louder than love, Ultramega OK y los EPs Fopp y Screaming life. De mi primera escucha de Ultramega OK, me impresionó especialmente este tema. Esa lentitud, esa densidad, esa potencia vocal. Yo por aquellos entonces todavía no había escuchado nada de Black Sabbath (tardaría todavía un par de años). Cuando lo hice, comprendí que esas eran las raíces profundas de donde salía buena parte de la música de Seattle.
7. Audioslave, Cochise
Cuando nos enteramos de la aparición de esta superbanda, nos pusimos muy nerviosos. El maridaje entre los miembros de Rage Against the Machine (menos Zack de la Rocha) y el gran Chris Cornell pintaba muy bien. Este fue el primer tema que escuché, y me devolvió toda la ilusión tras la ruptura de Soundgarden. Reconozco que cuando escuché el disco a fondo, comprobé que no me interesaba ni me emocionaba tanto como debería hacerlo (tampoco su segundo álbum, Out of exile), y a la larga perdí interés en el proyecto. No obstante, cuando caen en mis oídos temas aislados los disfruto mucho. Sobre todo si es este.
6. Soundgarden, Pretty Noose.
Era 1996. Ya éramos fans hasta la médula de Chris, Kim, Ben y Matt. Salió Down on the upside. Fui corriendo a comprarlo, volví a casa y le di al play. Y me encontré con un disco distinto a los anteriores, con unas guitarras ligeramente menos distorsionadas. Más tarde leería que Kim y Chris se habían discutido por esto, ya que Chris había decidido prescindir de los riffs pesados que se habían convertido en el sello de la banda, y me hizo mucha rabia. Pero yo seguí escuchando el disco fielmente. Un disco lleno de temazos, una verdadera obra maestra, al nivel de los dos discos anteriores. Lo abría el riff ligeramente sabbathiano de Pretty noose. Amor a primera vista.
5. Soundgarden, Into the void.
La conexión entre las bandas de Seattle y Black Sabbath quedó muy clara el día en que encontré esta joya. En 1991, Soundgarden tocaron esta versión en uno de sus conciertos. En 1993, esta canción les valió la nominación a los Grammy por Best Metal Performance. Chris Cornell emula a la perfección la voz de Ozzy, e incluso la mejora.
4. Chris Cornell, Can’t change me.
Era 1999. Soundgarden estaban separados. Chris llevaba un tiempo trabajando en material en solitario, de estilo más suave. Recuerdo estar sentado en un banco de la facultad con mi colega Edu y escuchar el disco en solitario de Chris. Tuve ciertas reticencias iniciales por la ausencia de guitarras, pero al final caí rendido ante Euphoria morning. Por cierto que Cornell compuso la canción Wave goodbye pensando en Jeff Buckley, muerto dos años antes (truncando una carrera de lo más prometedora iniciada con una obra maestra absoluta, Grace). Unos meses más tarde, veíamos actuar a Chris Cornell en solitario en el Casino de l’Aliança de Poble Nou. Y ahora es cuando me pongo a llorar.
3. Temple of the dog, Hunger Strike.
En 1990 murió Andrew Wood, viejo amigo de piso de Chris y vocalista de las bandas Malkfunkshun y Mother Love Bone. El mismo año, Chris concibió un disco de tributo dedicado a Andrew. Se juntó con Stone Gossard y Jeff Ament (dos ex-miembros de MLB), con Mike McCready (todos ellos miembros fundadores de Pearl Jam) y con el batería de Soundgarden, Matt Cameron. La banda sacó un único disco, Temple of the dog. Era un disco delicado, melódico y emotivo, muy alejado de la música que estaban haciendo todos en sus respectivas bandas. A mí me sigue emocionando como el primer día.
2. Soundgarden, Fell on black days.
Vamos acercándonos al final de la lista y me doy cuenta de que no he tenido tiempo de incluir ningún tema de Louder than love (como la potente Hands all over o la divertida Big dumb sex), ni de los dos EP, ni de Birth ritual, ni de Whole lotta love con Carlos Santana. Pero bueno, he decidido que fuera un top 10. Así que en segunda posición tenemos uno de mis temas preferidos de Superunknown. Un tema que explora la oscuridad que te constituye, la consciencia de que tus miedos se convierten en tu destino. Un tema delicado, intenso, emocional. Un epitafio. Una joya que nos acompañará siempre.
1. Soundgarden, Jesus Christ Pose.
Si hay una canción que concentre para mí la esencia de Soundgarden, es esta. Badmotorfinger es sin duda alguna mi álbum preferido de Soundgarden. De hecho, a veces me cuesta incluso distinguir sus canciones. Es un viaje que empieza cuando te secuestra Rusty cage y que termina con los últimos gritos de New damage. Y entre medio hay un universo denso, agresivo, catártico, embriagador. Jesus Christ Pose me sigue erizando los pelos de todo el cuerpo. Empieza con esas guitarras abstractas con las que empieza y esas baterías que parecen sacadas de algún ritual de invocación. Y entonces entra un riff de guitarra de otro mundo, que prepara el terreno para la voz de Chris. El resultado es un espectáculo, una orgía, un trance. La banda sonora de nuestras vidas.
Hola,
Muy acertada la selección. La verdad es que es muy complicado seleccionar únicamente 10 canciones con el repertorio tan completo y desgarrador de Chris, yo lo tengo en un altar.
Saludos.