Después de ver a las Pussy Riot el sábado pasado, en Culturaca dedicamos la semana a las activistas rusas. Y lo haremos hablando del libro de una de sus miembros más visibles Nadya Tolokonnikova publicado por Roca Editorial. Pero antes un poco de historia. En 2012, tres miembros del colectivo artístico feminista punk Pussy Riot fueron condenadas a dos años de prisión por atentar contra la moral de la iglesia rusa ortodoxa. Su delito: entrar en la iglesia de Cristo Salvador de Moscú y cantar su canción “Punk Prayer – Mother of God, Chase Putin Away!”, una crítica a Putin y sus tejemanejes políticos. Evidentemente, las juzgaron y condenaron con la connivencia del gobierno ruso, de Putin y de los corruptos mandamases de la iglesia ortodoxa rusa. Fueron a la cárcel, pero no se quedaron quietas, denunciaron la situación de los presos y presas en las cárceles rusas declarándose en huelga de hambre y actuando contra ello. Pussy Riot se convirtieron en un icono punk. En un símbolo de la lucha contra las injusticias, no solo del sistema ruso, sino del sistema en general.
Nadya Tolokonnikova fue una de las tres condenadas junto a Masha Alyokhina y Yekaterina Samutsevich. De todo eso, nos habla en El libro Pussy Riot: De la alegría subversiva a la acción directa. Mezcla entre autobiografía y manual revolucionario, Tolokonnikova nos da diez claves en forma de capítulos para hacer la revolución. Para ser activista, para no quedarse sentada o sentado mirando como la vida pasa y nos arrebatan los derechos que tanto nos ha costado conseguir. Profundamente feministas, las Pussy Riot nacieron para denunciar la situación de la mujer en Rusia y la discriminación constante que sufre (un ejemplo, el gobierno de Putin aprobó una ley que permite al marido maltratar a su mujer). Pero no se quedan ahí, la lucha está abierta en todos los frentes: la iglesia, el gobierno, las instituciones, la educación, las cárceles…Las injusticias están a la orden del día y los gobiernos en mayor o menor medida pisotean nuestros derechos cuando les conviene. ¿Qué podemos hacer al respecto?
Nadya Tolokonnikova nos da las claves, desde su experiencia, desde años de lucha y compromiso. Explicando su experiencia en el proceso como ejemplo. Cada capítulo además está dividido entre Palabras, Hechos y Héroes. En estos apartados nos explica la teoría, la práctica y nos da referentes esenciales para su experiencia que pueden servir para cualquiera que quiera cambiar las cosas. Nadya descubrió el feminismo cuando en el instituto su profesora dijo delante de toda la clase que era la mejor alumna, la que mejores notas sacaba y que le esperaba un gran futuro como esposa del presidente. Ella pensó: ¿Por qué como su esposa? ¿Por qué no como presidenta? Su padre siempre la animó a ser activista y tener ideas propias. Y así pudo trasladarse de su Siberia natal a Moscú en busca de un futuro mejor.
A Siberia acabó volviendo, a un campo de trabajos forzados en el que las mujeres trabajaban 16 horas al día, siete días a la semana cosiendo uniformes en máquinas obsoletas de coser en las que se dejaban las manos. Castigadas por no cumplir con los excesivos cupos diarios que tenían que alcanzar en la producción. Sin agua caliente para lavarse, comiendo bazofia. Castigando a las mujeres en la cárcel que se acercaban a ella o la ayudaban. Fuera las protestas eran un continuo. Incluso en Siberia, donde se pensaban que la gente se olvidaría de ella.
Es este un libro necesario y útil. Uno que es sencillo pero que deja un poso, que remueve conciencias. Y que podría resumirse como: “No haces nada solo. Busca a tu gente”. Porque la fuerza está en la unión de las personas, en lo que podemos hacer juntos por mejorar las cosas. Podemos hacer acciones en solitario, pequeñas cosas que significan algo. Pero cuando quieres cambiar las cosas de verdad, tienes que unirte, eso de “El pueblo unido jamás será vencido” es cierto. Y hace demasiado tiempo que hemos dejado que nos dividan, nos pisoteen y encima nos hagan creer que no podemos hacer nada por cambiarlo. Podemos hacerlo. Así que leed y tomad nota.
Pingback: Pussy Riot: Riot Days en la Sala Apolo - Culturaca