Hace unos meses os hablábamos de la artista estadounidense Lee Krasner, con motivo de su biografía escrita por Gail Levin. Hoy queremos hablaros de una artista de una generación posterior, que abrazó la abstracción con un ímpetu arrollador, y que perteneció al movimiento del expresionismo abstracto y la Escuela de Nueva York.
Judith Godwin nació en 1930 en Suffolk, Virginia. En su casa había un gran interés por la arquitectura y la jardinería. Terminó sus estudios a principios de los años cincuenta. Una de las instituciones donde estudió fue la Art Students League of New York, donde se codeó con artistas como Will Barnet, Harry Sternberg o Vaclav Vytlacil. También frecuentaba la Hans Hofmann School of Fine Arts, y conoció a Jackson Pollock, Franz Kline, Willem de Kooning y Marcel Duchamp.
Una de sus mayores influencias fue el pintor abstracto Hans Hofmann, que le dio clases. Sobre él, Godwin ha afirmado: “Creo que lo más importante con él era que me sentía completamente libre para hacer todo lo que quisiera”.
En su statement, Judith Godwin afirma que mientras pinta, no le interesa lo que sus obras le van a parecer a los demás. Tampoco no intelectualiza sobre una obra. Para ella es muy importante la intuición. Tiene la confianza de que los espectadores de su obra, al ser innatamente sensibles al color y al movimiento, responderán a parte de la emoción, sutileza, idealismo y sensación de descubrimiento que ella misma ha experimentado en sus obras.
Soy aprensiva a la hora de hablar de mi obra. La pintura es un medio no verbal, al que he dedicado buena parte de mi vida.
A Godwin se la considera parte de la tercera generación del expresionismo abstracto. Su estilo pictórico se basa en buena parte en la interpretación de la experiencia y la emoción a través de una composición improvisada.
Alejándose evidentemente de la forma, combina el lenguaje del color con los movimientos gestuales. Según Cynthia Goodman, sus obras están influenciadas por el medio ambiente, la jardinería, la danza moderna y el zen. En los años cincuenta abrazó completamente la idea del zen, y durante años vivió con muy pocos objetos en un modesto apartamento de Greenwich Village (Nueva York).
En el estudio del color y su comportamiento, he aprendido a fiarme de mi intuición. Tengo una gran confianza en mi obra, y la persigo constantemente.
Judith Godwin es una artista muy prolífica, y desde los años cincuenta hasta la actualidad ha realizado innumerables exposiciones colectivas e individuales, tanto en Nueva york como en otras ciudades estadounidenses.
Te invitamos a hacer una visita virtual a sus obras desde su propia página web. Hay un corto muy interesante que estamos persiguiendo, que de momento solo se puede ver en EEUU. Se titula Judith loves Martha (2018). En él, Judith Godwin comparte la historia de la conexión inmediata que sintió con la coreógrafa Martha Graham. Un breve encuentro con la madre de la danza moderna la empujó a crear movimiento dentro de sus primeras pinturas abstractas. Tarde o temprano, caerá en nuestras manos.