
Hay diferentes maneras de destripar el abismo. Puedes exponer la herida y narrar con detalle la espesura de la sangre, las diferentes tonalidades del rojo, contar con números exactos los hilos del desgarro. O puedes dejar que sea la oscuridad la encargada de iluminar el símbolo, el detalle, “la flor del ahorcado”.
Los poemas de La casa de leer en lo oscuro, de Maria Azenha, son esas pinceladas de oscuridad. Son breves pero intensos, son simbólicos pero claros, son directos pero de múltiple interpretación. Son, como dice la escritora Maria Estela Guedes, citada en el prefacio del libro, como las pinturas tenebristas de Caravaggio, en las cuales la oscuridad hace resaltar los colores de la carne.
Maria Azenha nació en Coimbra, Portugal, en 1945. Se licenció en Matemáticas y, además de ser autora de una veintena de poemarios, es pintora. Un trazo imperante en toda su obra poética es el simbolismo; pero en La casa de leer en lo oscuro la poeta lleva esta característica a niveles más directos y condensados. Como si quisiese reducir la herida a su mínima expresión para encontrar aquello que unifica el dolor. Allí es donde encuentra todas esas imágenes que aparecen plasmadas en sus poemas: flores de ceniza, hombres ahorcados, los confines de la tierra o el ángel del desastre, como en el siguiente poema:
El ángel del desastre
Ha llegado la muerte con la boca llena de claveles.
Llega cierta mañana oscura
con sirenas en el desierto y
caballos
contra la primavera
contra la lluvia
sin que la sangre de dios existiera en un milagro
o en un micrón de segundo.
He visto al ángel del desastre poner los pies en el mundo.
La autora pone a los lectores ante la embestida de las sombras. La lectura de estos poemas resulta una experiencia inquietante. Aquí es donde radica la brillantez del lúgubre mundo de Azenha: en su delicado manejo del lenguaje, en su valentía para invocar a la luna, a los perros y a la muerte, en su poner los cadáveres frente a nuestros ojos y en dejarnos deseando que éste fuese un libro interminable.
La noche de europa
Toda violencia busca el disfraz
de una virgen perseguida por
un loco.
Auschwitz es un perro que muerde el poema
triunfante de ruina.
Su verso de salida es un emperador muerto
que busca oro entre los restos.
La casa de leer en lo oscuro llega a nuestras manos en 2019, tres años después de su publicación en portugués. La casa editorial asturiana Ediciones Trea lo presenta en una versión en bilingüe para que no perdamos ningún detalle. Un libro altamente recomendable para quien busca adentrarse en las sombras sin con ello sacrificar la finura de la pluma y la densidad del símbolo.
La casa de leer en lo oscuro
El poema es un cuarto oscuro
donde entras en soledad.
Más negro aún el aposento
donde habita tu cadáver.
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