Homenaje a los poetas muertos
Cementerio de Palma de Mallorca
Sábado 15 de octubre
Fotos de Joan R. Bellido
En mi reciente visita a Palma de Mallorca me acogió la gente maravillosa de Slam Mallorca Mes a Més, la comunidad de poetas e intérpretes que están sacudiendo el avispero cultural en ses illes.
El sábado 15 presencié el recital más especial que he visto en mucho tiempo. Se trata de su Homenaje a los poetas muertos, un espectáculo poético creado a partir de una idea sencilla pero ejecutado de modo fascinante.
La idea de base: recuperar los versos de una serie de poetas muertos baleares, catalanes, españoles y anglosajones.
La ejecución: hacer que los intérpretes se caractericen como el poeta al que encarnaron, hacerlo en un escenario espectacular como un cementerio tras el ocaso, disponer de un grupo de asistentes tan tétricos como entrañables, traer un DJ que pinchaba música ambiental a la vez que se ponía en la piel de nuestro amado Kurt Cobain, contar con la misma Muerte como maestro de ceremonias y, por encima de todo, tener un hilo argumental-dramatúrgico acertado, salido de la mente del poeta Tomeu Ripoll.
Con estos elementos, era difícil que no te gustara el recital.
El público entró en dos oleadas, conducidos por los asistentes y por una especie de Igor fascinante (el hilarante José Artero), que le daba el contrapunto cómico a la solemne Muerte. Se avanzaba por el pasillo central del cementerio, iluminado por innumerables velas, hasta llegar al espacio central, convertido en teatro efímero.
Con prácticamente todas las localidades agotadas, empezó el espectáculo. Con la épica música de Mahler, nos daba la bienvenida la Muerte, encarnada con una delicadeza y una solemnidad excepcional por el poeta Xiwaka. “Bienvenidos, muertos y en proceso”. Con unas palabras así empezaba su particular recorrido por la historia de los poetas muertos.
Uno a uno, iban haciendo acto de aparición los espectrales poetas elegidos, que dialogaban brevemente con el maestro de ceremonias y luego nos regalaban uno de sus poemas.
Empezó este desfile moribundo y sublime con Daniel Martínez Bauzà encarnando a Miguel Hernández. Le siguieron, entre otros, Dylan Thomas (James Miele), Rafael Alberti (Pedro Pons), Gloria Fuertes (Alba Ripoll), José Hierro (Iñaki C. Nazabal), Maria Mercè Marçal (Margalida Pou), José de Espronceda (Dante Alarido) o Miquel Costa i Llobera (Tomeu Ripoll).
Entre recital y recital, los poetas moraban etéreamente por el escenario como delicados espectros en el limbo de la historia.
El formato me encantó. El texto del personaje de la Muerte era un largo poema sobre la ídem que combinaba profundidad y humor. La selección variopinta de poetas y textos resultó muy refrescante y el ambiente general fue absolutamente fascinante. No quiero adelantarme a los acontecimientos, pero me da a mí que la cosa se va a repetir. Un espectáculo poético hecho con amor y dedicación, una fórmula que no puede fallar. Do not go gentle into that good night.
Enhorabuena por haber disfrutado de un acto tan especial y gracias por compartir la experiencia.
Realmente fué mágico y creo que algo de huella dejó en todos los que lo vivimos.
¡Así es! Dejó un recuerdo imborrable!