Somos muy fans de Homeland, la exitosa serie de Showtime, desde que empezó a dar sus primeros pasos allá. En su momento nos cautivó las andanzas de la gran Carrie Mathison (Claire Danes) por Oriente Medio y el intrigante Nicholas Brody (Damian Lewis), con personajes tan emblemáticos como Saul Berenson (Mandy Patinkin).
La primera temporada nos robó el corazón con sus actuaciones fantásticas, su trama sorprendente y su frenético ritmo de thriller. Unos cuantos años más tarde, la serie nos sigue fascinando como el primer día.
La verdad es que pocas hay series de este estilo que hayan sabido mantener un grado tan alto de interés y calidad. Y, lo que es más importante, la serie parecía que estaba condenada a perecer al final de la temporada 3, con la trágica desaparición de su personaje central, Brody.
Y a pesar de que su ausencia se notó durante un buen tiempo, pero la serie logró seguir avanzando sin él, gracias a la robustez del resto de tramas y personajes.
En la temporada 6, lejos queda Afganistán y Alemania. Carrie y su hija Franny llevan una vida relativamente tranquila en Nueva York. Bueno, todo lo tranquila que puede ser la vida de esta mujer. Carrie trabaja con un abogado que defiende a musulmanes de EEUU. Mientras tanto, Dar y Saul trabajan con la futura presidenta, Elizabeth Keane. Y el pobre de Quinn se enfrenta a la triste realidad de su nueva vida.
Me atrevo a decir que esta es una de las temporadas más interesantes de la serie, que no es poco. No solo por el ritmo trepidante o por las tramas renovadas, sino también por el reforzado prisma crítico de la serie con la política internacional.
Se critica el comportamiento de los EE UU en el pasado, se subrayan varios errores de la historia e incluso vemos a Saul posicionándose críticamente contra Israel (algo que no deja de sorprenderme, teniendo en cuenta que los inicios de Homeland se encuentran en una serie israelí, Prisoners of War).
Pero si hay algo absolutamente arrebatador en esta temporada es el personaje de Peter Quinn. Tras estar a las puertas de la muerte a manos de unos retorcidos terroristas, Quinn atraviesa un indescriptible y singular infierno personal. A lo largo de la temporada, nos arrastrará con él, haciéndonos sentir una mezcla entre tristeza y orgullo. En todo caso, un aplauso a la actuación magistral de Rupert Friend.
Aunque no puedo dar muchos detalles para no hacerle spoilers a nadie, tengo que mencionar también el gran peso que tiene el personaje de Dar Adal y una nueva incorporación, carismáticamente odiosa, Brett O’Keefe, un influyente presentador de TV, incisivo y manipulador.
La temporada 6 es un cóctel de confabulación, conspiranoia, atentados y persecuciones que no te dejará ni un segundo para respirar.
Y para cuando te quedes embobado ante el final del episodio 12, America First, tengo buenas noticias. El 11 de febrero empieza a emitirse ya la temporada 7.