La palabra, siempre la palabra. El mejor aliado de Laurie Anderson. Su voz suave narra esta historia de pérdida en forma de monólogo. La historia de su adorada perra Lolabelle, una excusa que le sirve a Anderson para recorrer su infancia y algunos hechos destacados de su vida para explorar el dolor de la pérdida y la muerte. Heart of a dog es una especie de memoria visual, sueño elaborado y maravilloso relato, que transcurre en 75 minutos de poesía visual. El relato de la perdida de su terrier, Lolabelle además dedicado a su marido, Lou Reed. Su “Turning Time Around” cierra la película y el músico aparece en dos momentos, primero como un doctor y posteriormente, en unas escenas de playa junto a su mujer.
Imágenes de archivo en super 8 de su infancia, vídeos de Lolabelle (divertidos especialmente cuando ya está ciega tocando el piano), imágenes de cámaras de seguridad tras los atentados del 11-S y un fragmento animado en el que la propia Anderson da a luz a su perra son algunos de los elementos que conforman este collage visual. De como las imágenes cuentan la historia que uno quiere que cuenten. La historia que recuerda tus propios recuerdos. Lolabelle fue adoptada por Anderson y Reed, aunque en un principio la propia artista era reticente, su marido la convenció. Se la dio un hombre que se acababa de divorciar y ya no la quería. Del rechazo nació el amor. Ese fue el inicio de su historia, sin saberlo, se convertiría en su amiga más fiel.
La voz hipnótica de Anderson nos relata en Heart of a Dog esta historia como si de un sueño se tratase, su música la acompaña, suavemente y en calma. Nos guía a través de las escenas, las etéreas imágenes que conforman este puzzle en el que Laurie Anderson intenta sentirse triste sin estar triste como su maestro budista le recomendó. La perdida planea sobre toda la película, la de su perra, la de su amigo Gordon Matta Clark, la de su madre, la de su marido. Ausente en el relato, pero presente en cada uno de los resquicios del mismo. Murió mientras Anderson trabajaba en el proyecto. Con ese simple narrar usando el “Nosotros” está ahí.
Casi 30 después de su anterior film, Home of the Brave, Laurie Anderson vuelve al cine para presentar este proyecto que podría parecer sencillo y casi amateur pero no lo es. Las imágenes están escogidas para contar una historia marcada por la perdida, el dolor, el amor y los recuerdos añadiendo capas y texturas a las imágenes, convirtiéndolas en un sueño en el que nos mecemos atraídos por su subyugante voz. Lolabelle, a través de sus ojos que luego no verán, vemos el mundo pero también a través de otros ojos, los irreales y artificiales, los de la imaginación, los de los recuerdos de una vida pasada. Sentido y poético homenaje no solo a su perra, sino a una vida compartida, a unos sentimientos y a una forma de entender el devenir.