Gracias al D’A descubrimos una de las joyas que sorprendió en Sundance y que en breve estrenará los Verdi. El Impostor. Nada es lo que parece en este documental dirigido por el inglés Bart Lyton. Nada. Hay que estar atento, con los cinco sentidos alerta en esta historia que te atrapa desde el segundo cero. Y quizás es eso lo que más engancha de esta caja de sorpresas que es El Impostor. Lo mejor es ir al cine sabiendo poco. La historia la protagoniza un francés, Frédéric Bourdin, de 23 años y origen argelino, que se hace pasar por un niño de 14 desaparecido hace cuatro años en Estados Unidos, Nicholas Barclay. Aparece en un alberge para menores en Linares, España, afirmando que es él. Bourdin consigue engañar a todo el mundo, autoridades españolas y americanas incluidas, para que se lo lleven a Estados Unidos, le den pasaporte americano y lo acojan en una familia que evidentemente no es la suya. Todo ello, con sólo teñirse el pelo de rubio. Algo increíble teniendo en cuenta que él es moreno, con acento francés y tiene ojos marrones, mientras Nicholas era un querubín de ojos azules y pelo dorado. ¿Cómo es posible que su familia lo aceptara como Nicholas? Esa el la pregunta del millón.
Semejante a un caso de histeria colectiva, la familia del desaparecido Nicholas acoge en su seno a un impostor, pero no podemos evitar pensar, ¿en serio? ¿No dudaron en ningún momento? La capacidad de sugestión humana es tan grande que nos lo tragamos todo, vemos lo que queremos ver, en eso el cine es un buen ejemplo. Historias surrealistas se convierten en realidad. Léase La guerra de los mundos que gracias a Orson Welles atemorizó a medio EEUU en su emisión radiofónica. ¿Supera la realidad a la ficción? Probablemente y este es un buen ejemplo.
El acierto de este documental son las entrevistas a los protagonistas de la historia, tanto Bourdin como los familiares de Nicholas, el personal de la embajada americana en Madrid, la agente del FBI que investigó el caso, etc,…El documental está basado en un hecho real de la vida de este impostor que ahora vive retirado en Francia con su mujer y sus hijos. Afirma que suplantó más de 500 identidades diferentes. Esta es una de sus historias de suplantación. Pero va más allá. Es una historia de no creer lo que vemos, de no convertirnos en miembros de los Barclay, de no dejarnos seducir por el encanto de Bourdin, de no dejarnos llevar por las imágenes, pero lo hacemos, lo hacemos y lo volvemos a hacer. Nos preguntamos sin cesar, ¿nos estarán engañando a nosotros también? ¿Es esta historia real? ¿Cómo es posible? Y salimos del cine con la mirada incrédula pero creyéndonos esta historia surrealista pero real. Y no cuento más. Veánlo con sus propios ojos y luego ya me contarán.