Hace tiempo que os hablé de Territorio de luz, el primer libro que me leí de Yuko Tsushima. En él no solo os contaba las maravillas del libro, lo podéis leer aquí, sino que destacaba algo que vuelvo a ver en este libro. Sus obras son atemporales. Si Territorio de luz era de 1979, pero parecía totalmente actual, El hijo predilecto también lo es. Publicado en 1978, también tiene a una mujer como protagonista.
La protagonista, Koko, es una mujer poco convencional. Se fue a vivir con su novio a pesar de la desaprobación de su familia, tuvo una hija y tras divorciarse también decidió criarla sola trabajando en una tienda de instrumentos dando clases particulares de música con las que no es que le sobre el dinero precisamente. Nunca ha pensado en los demás, sino en lo que ella quería y era consecuente. Esto le ha valido que su hija se haya alejado de ella y quiera vivir con su tía, una mujer mucho más convencional en un entorno familiar más tradicional. Ahora Koko sospecha que está embarazada y este hecho la obligará a enfrentarse de nuevo a presiones, malentendidos y actitudes que pondrán a prueba su independencia.
Este nuevo embarazo supondrá muchos cambios, no solo físicos, sino personales, sus miedos aflorarán, sus inseguridades la consumirán y sus ideas se tambalearán. Siempre empujada por la presión de su hermana, su hija, sus amantes, sus amigos, sus compañeros de trabajo. Todo el mundo parece que tiene derecho a opinar sobre la vida de una mujer, menos la mujer misma.
Continua así una exploración que siguió en Territorio de luz y que seguramente nacía de su propia experiencia como madre soltera de las presiones a las que las mujeres japonesas se ven sometidas. Koko puede que no tenga una vida perfecta, pero es feliz. Si se sometiese al dictado de los demás, quizás tendría una mejor vida, más acomodada, pero no una vida propia, un espacio propio que le permitiese ser ella misma. No voy a decir que Koko no caiga bien, a veces, es difícil identificarse con ella, pero es cierto que los personajes protagonista de Tsushima no son perfectos, ni falta que hace. Porque haciéndolos así, son más reales.
Yuko Tsushima se sumerge en El hijo predilecto en la mente de esta mujer, en sus miedos, sus anhelos, sus deseos. Gran parte del libro son sus propios pensamientos y esto la autora lo retrata a la perfección. Edita de nuevo Impedimenta y esperemos que siga editando toda su interesantísima e imprescindible obra.