Hay documentales musicales que traspasan el sentir del fan. Historias bien contadas que incluso a alguien ajeno a la historia del grupo que se retrata pueden resultar interesantes. Este es uno de ellos. Oasis: Supersonic cuenta la historia de la banda y lo hace en primerísima primera persona. Con las voces de sus protagonistas, con imágenes inéditas, con frases lapidarias y sobre todo la personalidad de los dos hermanos Gallagher bañándolo todo. Destaca que para hacerlo, el director haya prescindido de las típicas entrevistas al uso y que solamente usé las voces para guiarnos por su historia. Se agradece un toque fresco y diferente y destaca además el trabajo visual del ingente material que el director debía manejar. Son incontables las escenas caseras grabadas por la propia banda, desde los ensayos iniciales, giras, grabaciones e incluso material personal que aportan riqueza a la película.
El director Mat Whitecross ha sabido combinar a la perfección los protagonistas de la historia con una presentación visual tremendamente atractiva. Contándonos el nacimiento de la banda, su auge y su separación de manera divertida, amena y entretenida. La principal razón del éxito del film reside en la sinceridad de los hermanos Gallagher, capaces de retratarse riéndose de ellos mismos. Son los productores del documental. No hay duda que la personalidad de ambos, en contraposición constante, creó grandes canciones pero también grandes enfrentamientos. Rivalidad fraternal mediante, crearon joyas musicales. Todo esto se hace palpable en la película.
La modestia nunca fue el fuerte de los hermanos de Manchester, tampoco les hacía falta. La arrogancia en cambio siempre ha estado presente. Nunca lo han ocultado. Y esa es la gracia de Supersonic: mostrarlos tal y como son. Ostiables, odiables y adorables al mismo tiempo. Eso eran y son Oasis. Y gracias a ello nos brindaron grandes discos y canciones que seguirán sonando atemporales con el paso de los años.
The Blank Generation
Ya lo dice Ivan Kral, el director de este documental en la entrevista inicial, su intención era hacer un divertimento para que sus amigos se juntasen a verlo y se lo pasasen bien. En ningún momento se planteó grabar un documental. El mismo afirma que no tiene ni idea de como hacerlo y que además no tenía los medios. La suerte de Kral es que sus amigos eran lo más granado del CBGB neoyorquino en los 70 desde Patti Smith Group a Blondie, pasando por Talking Heads o The New York Dolls. De todos ellos y muchos otros grupos grabó actuaciones en directo. Interesante material audiovisual desaprovechado, el sonido está desincronizado, los planos son caóticos, no hay hilo conductor. Una actuación tras otra simplemente. Más allá de esto, de documento de una época en formato visual, la película no aporta nada. Un buen director, él afirma que no sabía ni lo que hacía, habría cogido todo este suculento material y habría hecho un buen documental. No es el caso. Totalmente prescindible.