Día 3
Llegaba el último día del Azkena Rock Festival, el día más esperado y el que acumulaba los conciertos más esperados. Una noche en la que las mujeres fueron las grandes protagonistas. Un día, además, en el que el tiempo no fue tan inclemente, las temperaturas bajaron, llovió y hubo tormenta eléctrica. Un descanso para nuestros cuerpos tras dos días de calor asfixiante. Pero vayamos a lo que importa, que es la música que sonó en el último día de la edición del 20 aniversario del festival de Vitoria-Gasteiz.
Empezamos la tarde viendo actuar a los impresionantes DeWolff. El trío hace una mezcla perfecta de hard rock, psicodelia y blues. Ocupando poco espacio del escenario, tocando juntos y aprovechando al máximo la buena química que hay entre los tres. Guitarra, batería y Hammond. No necesitaron nada más para reventar, a primera hora, el escenario y volver loco al público. Está claro que los holandeses saben dar un buen espectáculo de rock. Un gran comienzo de jornada.
Israel Nash fue el siguiente en subir a tocar. El americano ha evolucionado de forma espectacular desde sus primeras encarnaciones, mucho más acústico y relajado. La primera vez que lo vi, de hecho, fue en un festival de Holanda. Ahora actúa con una banda potente y eléctrica, se come el escenario. Es un creador nato de canciones redondas y en directo se deja la piel. Verlo evolucionar de esa manera es todo un privilegio. Y ofreció uno de los grandes conciertos del festival.
¿Qué decir de Emmylou Harris? Quizás no es el mejor lugar para ver a esta gran dama de la música actuar. No importaba, la gente le dio a Emmylou lo que se merecía, el respeto que una de las más grandes artistas se merece. Saber hacer, presencia escénica, una voz portentosa, unas canciones que son clásicos instantáneos. Emmylou lo tiene todo. Su concierto era una de las poderosas razones para acudir este año al Azkena y no defraudó. Estábamos viendo historia viva de la música. Uno de los momentos más emocionantes del festival.
Pero la que fue sin duda la gran actuación del Azkena, fue la de Patti Smith. Faltan las palabras para describir lo que vimos. El mejor concierto del festival, no me equivoco si digo que incluso de todas las ediciones del mismo. Una actuación histórica, de esas que recordaremos toda la vida. Recordaremos como estuvimos allí viendo a la gran Patti Smith entregarse en cuerpo y alma y regalarnos una actuación que nos arrancó lágrimas de emoción. Con un setlist redondo con grandes clásicos como “Redondo Beach”, “Dancing Barefoot”, “Pissing in a River”, “Gloria”, “Because the Night”, “Free Money” y por supuesto, en los bises, “People Have the Power” con invitada de lujo. Emmylou Harris a los coros. Cuando Emmylou se unió a la banda en el escenario, el rugido del Azkena fue tal que se debió oír hasta en Bilbao. Fue un final apoteósico y esplendoroso. Pero me estoy adelantando. El setlist también alguna que otra sorpresa, como dos versiones de Dylan “Wicked Messenger” y “One Too Many Mornings”.
Por supuesto, le acompañaba Lenny Kaye a la guitarra, Tony Shanahan a los teclados, Jay Dee Daugherty a la batería y su hijo Jackson Smith a la guitarra. Shanahan y Jackson Smith homenajearon a Sir Paul McCartney en sus 80 aniversario con una versión del “Helter Skelter” a la que siguió el “I Wanna Be Your Dog” de los Stooges cantada por Lenny. Mientras Patti bailaba y animaba al público desde el lateral.
A Patti la vimos recitar “Howl” de su adorado y buen amigo Allen Ginsberg, desatada y emotiva. En puro trance. La vimos cantar, desgañitarse, gritar, emocionarse hasta llorar. Nos lo dio todo, le pedimos más y nos lo concedió. Nos bendijo con su fuerza y su energía desbordante. 75 años de perfección musical, de entrega, de coherencia, de valentía, de dedicación. 75 años siendo ella, le pese a quién le pese. Original, única, imbatible, incomparable. Ella. Nuestra mesías. Nuestro faro en este mundo. La que nos dice que tenemos la fuerza para cambiar el mundo y nos la creemos. Ella. Patti Smith. Alabada sea. Gracias por existir y regalarnos tu música. Te estaremos eternamente agradecidos. Pocas veces se ha visto al Azkena vibrar de esa manera, con Patti fuimos uno durante todo el concierto. Y gritamos y cantamos con ella. A Patti la seguiríamos al fin del mundo.
Después de algo así, de esta maravilla musical, de esta experiencia emocional. Era imposible dejarse arrastrar por la música de Black Mountain. O de cualquier, ¿la verdad? A pesar del buen concierto que estaban dando, había que interiorizar lo que habíamos vivido. Comentarlo. Regocijarnos en ello. Así que dejamos pasar un rato hasta que fuimos a ver a Robyn Hitchcock y los del Huevos Band, una banda creada para la ocasión con músicos de aquí. Con Juancho Lopez al bajo, Pablo Magallanes a la guitarra y Rafael Camisón Lozano a la batería. Que elegancia gasta el inglés y que buen concierto se marcó. Incluida la última canción a la que se subió a acompañarle Lenny Kaye. Una versión del “I Wanna Destroy You” dedicada a Putin, Boris Johnson y Donald Trump. Genio y figura.
Suzi Quatro visitaba por primera vez el Azkena. Una de las grandes figuras del rock. Hizo un show solvente y contundente. A la de Detroit se la esperaba también con ansia. Y ofreció un directo que recorrió toda su carrera. Dejando incluso el bajo por un momento y poniéndose al piano. La verdad es que no acabó de ser lo que esperábamos. Pero ya podemos decir que hemos visto a una de las pioneras del rock. Una leyenda sobre el escenario.
Para terminar la noche, otro de los grandes conciertos del festival. Daniel Romano’s Outfit llegaron para ganarse al público con un directo potentísimo y sin concesiones, trallazo rockero tras trallazo rockero. Sin descanso. Con una energía desbordada, unas guitarras afiladas, unas voces en harmonía perfecta. Una Julianna Riolino desatada y pletórica. Lo que vivimos en ese escenario no era de este planeta. Un broche de lujo para un Azkena que ha puesto el listón muy alto para la edición del año que viene. Allí nos veremos, sin duda.
Fotos: Jordi Vidal y Oscar L Tejada.