Antes del anochecer ha llegado. Parece que hace toda una vida que los conocemos. Desde aquella primera vez que se vieron en aquel tren rumbo a París, desde aquella primera vez que cruzaron sus caminos y decidieron bajarse en Viena y pasar una noche juntos, la última de él en Europa. Jesse y Celine. Hemos vivido a lo largo de 20 años sus vidas a través de dos días, momentos cruciales en los que se han mostrado tal y como son y en los que hemos crecido con ellos, a la vez que ellos crecían con nosotros.
La primera vez que conocimos a Celine y Jesse corría 1995, Richard Linklater nos los presentaba en la primera película de la hasta ahora trilogía, Antes del amanecer. Apenas tenían 20 años, eran dos desconocidos, dos barcos a la deriva que decidían juntarse en Viena pasear durante horas, conocerse, reírse, pasárselo bien,…hasta que el avión de él dejará a ciudad por la mañana rumbo a EEUU y Celine cogiera un tren de vuelta a su París natal. Eran unos críos, nosotros también. Se les veía en los ojos, en la actitud. Ambos arrastraban un pasado que por unas horas olvidaban y se dedicaban a crecerse el uno en el otro, eran tan naïves que nos enamoraron mientras se enamoraban. Una noche apenas para encontrar a ese alma gemela en un desconocido tan perdido como tú, porque ambos estaban perdidos y eso se notaba. ¡Qué jóvenes Ethan Hawke y Julie Delpy! Los dejamos despidiéndose en el andén de la estación y prometiéndose encontrarse en seis meses en el mismo lugar, no hubo intercambio de direcciones, ni teléfonos, nada. El destino los unió una vez y el destino volvería a hacerlo. Nos quedamos con la duda de saber como continuaría la historia.
La respuesta llegó con Antes del atardecer (2004). Habían pasado diez años y Jesse, ahora un famoso escritor, está presentando en París su primer libro basado en su aventura vienesa con Celine. Allí ambos se reencontrarán. Ella leerá en el periódico de su visita e irá en su busca. Apenas una horas de nuevo, Jesse abandona la ciudad al atardecer rumbo a Estados Unidos. Unas horas que pasarán juntos de nuevo. Volviendo a conocerse, recriminándose no haberse encontrado en aquel andén perdido de Viena. Desnudándose el uno ante el otro. Las verdades salen a la luz. Jesse un quiero y no puedo, un hombre que se deja llevar por la vida, infelizmente casado y con un hijo y Celine una mujer herida que no es capaz de mantener una relación seria durante mucho tiempo. Jesse dolido porque Celine no apareció en Viena y ella despechada y desatada por el dolor de no saber entregarse. En un nuevo diálogo de horas que apenas parecen un suspiro, el tiempo apremia y el avión espera, Celine y Jesse se vuelven a conocer, se pelean, se recriminan y al final se miran a los ojos y se vuelven a descubrir. Y Jesse pierde su avión y nos quedamos con la duda de que pasará después. Y nos preguntábamos, ¿se quedarán juntos?, ¿no volverán a verse?, ¿volverán a reencontrarse?.
Duda satisfecha con Antes del anochecer. No voy a desvelar la trama, el que quiera saber que pasa que se pase por el cine, merece la pena. Esta vez Linklater ha escrito el guión acompañado por los propios Hawke y Delpy. Han construido sus personajes, han crecido con ellos, los vieron nacer. 10 años después de aquel apartamento donde Celine volvió a encandilar a Jesse con una canción que había compuesto y bailando e imitando a la gran Nina Simone. Viente años después de conocerse por primera vez en aquel tren sin rumbo y parece como sino hubiera pasado un solo día. Nos imaginamos sus vidas durante estos años, unos amigos que nos reencontramos de mucho tiempo y siguen igual que siempre. Ya lo dicen ellos mismos, la gente no cambia, siguen siendo los mismos, un poco más mayores, un poco menos desconocidos. Porque Jesse y Celine se complementan, se conocen a la perfección, se dan y se quitan el uno al otro. Son su propio contrapunto. Es difícil imaginarlos por separado, desde aquel día en un tren que paró en Viena unieron su destino. No nos imaginemos que esto es una historia de amor pasada y manida, de esas de y vivieron felices y comieron perdices. No, aquí es la cruda realidad como dice Jesse. Las historias de amor maravilloso son geniales pero luego está la realidad, la pura y dura realidad. Y Jesse es como es y Celine es como es, y se conocen y lo saben y deciden seguir jugando juntos, el uno con el otro. En esos diálogos extensos en los que los dos se enzarzan, algunos amistosos, otros a grito pelado, como una montaña rusa de sentimientos y emociones, como la vida misma. Amarga y divertida a partes iguales, quizás la mejor de las tres películas. Y salimos del cine de nuevo con la duda, preguntándonos y haciéndonos cábalas. ¿Tú que crees que pasará?
Por eso queremos saber más, cuando acaba la película nos quedamos con ganas de más. Queremos dentro de diez años que Linklater, Hawke y Delpy se vuelvan a reunir y nos cuenten qué ha sido de Celine y Jesse, qué han vivido, qué sienten, qué sufren, qué ríen, qué lloran, qué aman, qué viven. Antes del amanecer, antes del atardecer o antes del anochecer, antes de lo que sea, pero que nos lo cuenten. Porque Jesse y Celine ya forman parte de nuestras vidas, gracias a la impresionante interpretación de Ethan Hawke y Julie Delpy que han hecho de ellos su segunda piel. Los vimos conocerse en aquel tren, los vimos mirarse y enamorarse en a penas una noche, los hemos vivido, los hemos reencontrado y ya forman parte de nosotros.