A pesar de que no se publicó hasta 1931, el gran poema épico de Vicente Huidobro, Altazor, fue escrito en 1919. Y en Culturaca queremos celebrar este centenario de su concepción hablándoos de esta pequeña obra maestra.
Si no tenéis el placer de conocer a Huidobro (1893-1948), estáis de enhorabuena. Descubrir a este poeta chileno es como escuchar por primera vez a los Sex Pistols en 1977 o como visitar el atelier de Jackson Pollock en 1947. Huidobro, máximo exponente del creacionismo, es un poeta que no te dejará indiferente.
Nací a los treinta y tres años, el día de la muerte de Cristo; nací en el Equinoccio, bajo las hortensias y los aeroplanos del calor. Tenía yo un profundo mirar de pichón, de túnel y de automóvil sentimental. Lanzaba suspiros de acróbata.
Altazor es un poema en VII cantos, que destaca por su frescura y su modernidad. Cien años después de su concepción no solo sigue siendo relevante, sino que a mi parecer le da unas cuantas vueltas a la creación poética actual.
Este gran poema épico tiene como protagonista a Altazor; el nombre apunta a una fusión de la palabra ‘alto’ y de ‘azor’, un ave de caza. El personaje redacta el poema mientras cae en paracaídas.
Cae / Cae eternamente / Cae al fondo del infinito / Cae al fondo del tiempo / Cae al fondo de ti mismo / Cae lo más bajo que se pueda caer / Cae sin vértigo
Es un poema complejo y poseedor de innumerables significados. Un elemento importante es el movimiento de la caída como inicio de la reconstrucción. A nivel poético, domina una idea de renovación de creación de algo totalmente nuevo. Este es uno de los aspectos que hacen que sea tan interesante, además evidentemente de las imágenes tan vívidas y de ese uso del lenguaje tan ágil y evocador.
Hay un espacio despoblado / Que es preciso poblar / De miradas con semillas abiertas / De voces bajadas de la eternidad
A nivel de significado, el poema transita varias temáticas distintas, desde la existencial a la amorosa, pasando por el vitalismo o la mística. A medida que va avanzando, Altazor juega con el lenguaje en su totalidad, con la libre asociación de imágenes… hasta que en el canto VII deconstruye totalmente el lenguaje, reduciéndolas a cántico de voz, a sonoridad, a transmisoras de significados espontáneos y relativos.
El gran poema épico culmina con la destrucción del lenguaje, como si invitara a recoger los restos y empezar de nuevo un nuevo sistema de significados, un nuevo código, una nueva poesía.
En definitiva, Altazor es una obra compleja, completa, surrealista, divertida a la par que profunda. Es una invitación al vuelo, a la reflexión, a la creación. Para terminar, os dejo con un vídeo del audiolibro completo, para que cerréis los ojos y os deleitéis con esta obra magnífica.