Roma, siete horas para la eternidad
Cuando supe que visitaría por primera vez Italia, me entró uno de esos arrebatos de inquietud típicos del viajero curioso. ¡No tendría tiempo de verlo todo! Afortunadamente el buen viajero, el que disfruta del viaje, aprende a reprimir estos indicios de malestar y a disfrutar dejándose llevar. No estoy diciendo que lo dejemos todo al