Érase una vez la cultura
Barcelona, Oporto. Una biblioteca, una librería. Dos extrañas formas de morir de éxito. En principio, dos templos dedicados al saber… convertidos, por circunstancias de la época (llámalo capitalismo exacerbado, llámalo estupidez colectiva y vértigo ágrafo) en ‘no lugares’, estabularios rebañiles, mecas de peregrinación instagramera. Su uso original es ya lo de menos, pervertida su función