‘Drive my car’, de Ryusuke Hamaguchi. Hiroshima sin amor
La conmoción que provocará la última película de Hamaguchi en las almas sensibles sería equiparable a la experimentada por las mismas en el tramo final de París, Texas (Wim Wenders, 1984). Porque estamos ante una de esas películas infinitamente tristes que sin embargo concluyen con un refulgir luminoso, casi deslumbrante. Y en realidad, nada hacía