‘Birdman’: Iñárritu en la calle 42
Después de Babel –la menos lograda de sus, hasta entonces, tres películas- a Alejandro González Iñárritu se le presentó un dilema. El dilema por antonomasia de todo director prometedor aupado a Hollywood tras una ópera prima impoluta (la incuestionable Amores perros): asimilación (muerte autoral, vaya) o reivindicación del camino propio usando, justamente, las infalibles armas