Estos días he tenido la oportunidad de leerme dos libros íntimamente relacionados, uno ficción y el otro no. El de ficción por supuesto es La Piedra Lunar de Wilkie Collins y el de no-ficción El asesinato de Road Hill de Kate Summerscale. El primero se basa en cierta manera en la historia real que recoge el segundo, en algunos de sus personajes y los misterios que envolvieron uno de los asesinatos más famosos de la Inglaterra decimonónica. El libro de Summerscale es un ensayo más bien farragoso en el que se relatan los hechos de una forma totalmente aséptica, como si de un informe policial se tratase. Aún así merece la pena leerlo para entender como funcionaba la sociedad inglesa de la época, cerrada a cal y canto tras el muro protector del hogar inglés, sancta sanctorum impenetrable que se verá terriblemente mancillado al ser escrutado una y otra vez para resolver este misterioso asesinato. Un niño de la familia que habita Road Hill desaparece y aparece pocas horas después asesinado, las investigaciones apuntarán a los miembros de la familia y los criados que habitan la mansión. Una familia formada por los hijos del matrimonio más los hijos de un matrimonio anterior del marido. Detrás de la fachada de familia ideal inglesa se esconderán un sinfín de secretos y mentiras que sacudirán no sólo a la propia familia sino a toda la sociedad inglesa.
Tanto Wilkie Collins como Charles Dickens se interesaron por el caso y escribieron artículos o se enviaron cartas discutiendo los entresijos del mismo. Pero fue Collins quien se basó en él para crear la excelente historia que es La Piedra Lunar, la primera novela de detectives inglesa. Publicada como novela por entregas en 1868 en la revista de Dickens All the year around, aún hoy consigue atraparte en su telaraña detectivesca gracias a la prosa ágil del escritor. Sus más de 500 páginas pasan volando y para ello utiliza algunas de las armas más inteligentes que un escritor podría utilizar.
La Piedra Lunar trata del robo de un diamante de dimensiones gigantescas con una maldición detrás, fue robada de un templo en tierras indostánicas y cualquiera que la posea sufrirá su maldición. El día de su 18 cumpleaños, la joven Mrs Raquel Verinder recibirá el diamante como herencia de su tío Herncastle, pero poco le durará la alegría ya que esa misma noche será robado. La investigación comenzará inmediatamente. La historia nos la cuentan los propios personajes a modo de diario, el protagonista que fue testigo de los hechos nos relata en primera persona cuales fueron las circunstancias que lo relacionaron con el robo de la famosa piedra. Desde el increíble mayordomo Betteredge, del que sin duda recibimos la mejor narración de las que componen el relato, hasta el famoso Sargento Cuff responsable de la investigación o Mister Franklin Blake persona encargada de entregarle la piedra a Raquel y objeto de sus amores, entre otros. Las voces que pueblan esta historia la convierten en una historia fresca y divertida. Diferentes puntos de vista en cada momento hacen que veamos la historia en su totalidad y no de forma fragmentada.
La Piedra Lunar además tiene algunas de las bases que fundamentaron el género detectivesco como son un delito cometido en un ambiente cerrado con una serie de personajes que podrían ser todos culpables aunque también todos inocentes, está claro desde el principio que algún habitante de la casa es el responsable. ¿Pero quién? Pistas que van de un personaje a otro, callejones sin salida que entorpecen el esclarecimiento del misterio más que resolverlo. El policía inepto de turno, en este caso Seegrave y como contrapunto el policía experto, profesional, de fama y con un historial impecable que ayudará a resolver el misterio, un inmejorable Sargento Cuff basado en el policía que investigó el caso de Road Hill, el afamado Jonathan Whitcher, hijo de un jardinero y con ganas de dedicarse a las flores en cuanto tenga ocasión. Todos ellos son elementos que ayudan a configurar el misterio de la Piedra Lunar.
Asistimos a través de las cartas e informes de los propios protagonistas a una reconstrucción de lo que se vivió en la mansión y nos vemos envueltos en los misterios que allí acontecieron. No desvelaré aquí cual es la solución al misterio, para eso tendréis que acercaros a la novela de Wilkie Collins y averiguarlo, merece la pena. Así podréis descubrir al sin par Gabriel Betteregde, ese mayordomo afectado por la fiebre detectivesca como él mismo la llama y que recurre a pasajes al azar del Robinson Crusoe de Daniel Defoe para iluminar el camino de su vida. Un personaje único y al que se echa de menos cuando deja paso a otros protagonistas como la insoportablemente beata miss Clack, pero también nos hace descubrir al gran Sargento Cuff imbuido del arte de la deducción o los experimentos del atormentado Ezra Jennings y el empeño de Franklin Blake por descubrir la verdad que rodea al robo de la piedra, acechada por tres misteriosos hindús. Novela coral, cimiento de la novela de detectives que vino posteriormente y obra esencial de un clásico atemporal, Wilkie Collins. Baste con deciros que ya tengo La Mujer de Blanco en mis manos para seguir disfrutando de su prosa.
cual es la maldicion del diamante?
Tendrás que leer el libro para averiguarlo.