Pocos textos tan breves pueden ser al mismo tiempo tan contundentes y demoledores. En Como bestias, Violaine Bérot nos cuenta la historia de un pueblo aislado en las montañas, de un joven extraño con fuerza sobrehumana que no encaja, de una madre que intenta proteger a su hijo, de una niña que aparece nadie sabe de dónde, de una población que empieza a desatar rumores, a especular y a avivar una leyenda antigua de la zona que existe desde no se sabe cuándo.
Esa niña que ha aparecido de la nada desata la trama. En la novela, unos interrogatorios policiales, en los que los policías no tienen voz, nos cuentan la historia a través de los testimonios de los habitantes del pueblo. Desde la maestra del joven cuando era un niño, pasando por los vecinos, el cartero, la gente que se cruzaba con su madre o cualquiera que pasara por allí. A retazos, vamos conociéndolo a él y a su madre. Desde luego, cada uno y cada una tiene su propia versión, sus propios prejuicios.
Qué fácil es condenar al que no se entiende, al que es diferente y no encaja en la “norma”. Si no hay casilla que te defina, es como sino existieras, o peor, como si fueras algo que hay que evitar, encerrar y tirar la llave. Se puede vivir una vida tranquila sin hacer daño a nadie, siendo honesto e incluso ayudando a los demás, aunque ellos no te quieran ayudar, y aun así causar rechazo por ser diferente.
Esta es una novela sobre cómo te juzgan por ser diferente y como te condenan sin ni siquiera conocerte. Es también un relato sobre el campo y esos pueblos aislados que ya casi no existen y sus costumbres perdidas. Pero también es la historia de una mujer que decide vivir al margen de la sociedad, porque esta no la ayuda y de cómo tiene que enfrentarse a ello para sobrevivir.
La escritura de Violaine Bérot es directa y descarnada. La novela es breve, la prosa es austera, no le hace falta mucho a la autora para transmitirnos esa sensación de asfixia y de prejuicio. En ella nos relata la delgada línea que existe entre lo ficticio y lo real. Entre lo que ha pasado de verdad y lo que cree la gente. Entre lo que creen que es el bien y el mal. Sin tapujos, sin miramientos. Y duele, pero es maravilloso al mismo tiempo. Leedla, no os arrepentiréis. Publica Las afueras.